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El giro de Javier Milei: del salto al vacío al aterrizaje en la realidad

En algún momento entre el domingo y la mañana de ayer, Javier Milei registró los límites que impone la realidad a los proyectos y enunciaciones teóricas. El presidente electo corrió a los dirigentes que lo habían acompañado desde sus primeros pasos en la política y los reemplazó con un puñado de ex funcionarios de Mauricio Macri, ya fogueados en la gestión y, en algunos casos, veteranos de batallas perdidas y ganadas en la interna de la administración pública y en el ejercicio de chocarse con las paredes de la realidad.

No fue sólo un cambio de elenco. Milei se convenció también de que su idea de reemplazar el peso con el dólar tendrá que esperar, muy probablemente, un largo tiempo.

El nuevo presidente ya avisó que la primera cuestión que quiere ordenar es el problema de las Leliqs. A eso se dedicará Luis Caputo, un experto en mercados financieros, de muy buen diálogo con los bancos y con un perfil que lo aleja del que suele esperarse de un ministro de Economía: el diálogo con gobernadores, las conversaciones con el Congreso, las negociaciones con sindicatos e incluso la presencia en los medios de comunicación no son lo suyo.

Caputo fue ministro de Finanzas y presidente del Banco Central con Mauricio Macri, pero el ex presidente, que ayer estaba en Arabia Saudita, no fue quien le pidió a Milei que designara a Caputo. Macri está decidido a apoyar el nuevo Gobierno y, a la vez, evitar aparecer como un titiritero detrás del poder. El ex presidente sabe muy bien que eso es lo peor que puede hacer por su nuevo aliado.

Además de Caputo en Economía, Milei designará en el Banco Central a Demian Reidel como presidente del Banco Central. Reidel ya estuvo allí cuando integró el directorio con Federico Sturzenegger. Quilmeño y soltero militante, estudió Física en el Instituto Balseiro y luego viajó a Harvard para hacer un doctorado en Economía. En Estados Unidos armó un fondo de inversión que lo volvió millonario. Macri dijo en su entorno que tampoco pidió por Reidel. En este caso, esa negativa tiene sustento: Reidel es amigo de Milei desde hace 15 años.

Su llegada dejó en el camino a Emilio Ocampo, que había sido anunciado por Milei como su hombre en el BCRA. Ocampo llevaba varias semanas pensando que su situación era complicada. Su preocupación creció cuando el libertario anunció la alianza con Macri tras las elecciones generales del 22 de octubre. Los ex funcionarios macristas que empezaron a sonar para Economía lo hicieron dudar. La pregunta que repitió en alguna conversación privada fue: “¿Pero ellos están de acuerdo con la dolarización?”. Este jueves terminó de convencerse de que esa pregunta ya no tenía sentido: el que ya no estaba de acuerdo en su diseño dolarizador era el propio Milei.

El presidente electo revirtió otra decisión que había tomado para el área económica. Él mismo había asegurado varias veces que Carolina Píparo conduciría la Anses. Ayer, la diputada se quedó sin la caja más grande del Estado Nacional. Milei ni siquiera le avisó que quedaba afuera: mandó a otra persona a llamarla. Ese detalle hizo enfurecer a Píparo, que llegó a desconectar su teléfono varias horas para no recibir condolencias. Hasta el jueves por la noche, el rumor era que el lugar de Píparo será ocupado por un funcionario de Juan Schiaretti. El nombre que más se mencionó fue el de Osvaldo Giordano, un cavallista y especialista en temas previsionales que hoy es ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba. Giordano se enteró de que su nombre estaba girando desde Venecia, donde pasa sus vacaciones. A los que lo llamaron, les dijo que no había recibido ningún ofrecimiento formal.

Todas esas designaciones confirman que Milei percibió en las últimas semanas una novedad determinante. El acuerdo con Macri y Patricia Bullrich y el triunfo electoral le abrieron un abanico de posibles funcionarios que desconocía. Ya no sólo tenía cerca a quienes lo habían empezado a frecuentar cuando era un economista extravagante que atraía a los jóvenes y hacía medir bien a los programas de TV que visitaba. Ya no sólo lo seguían economistas seducidos por su prédica de liberalismo radical. Ya no sólo tenía disponibles a políticos descartados por otras fuerzas políticas. Ahora, Milei puede elegir opciones de un menú en el que abundan los políticos probados -la casta- y los técnicos probados en cargos públicos, en bancos y en empresas de mucho volumen. Ya no tenía sentido mantener promesas que había formulado cuando no tenía otro remedio que elegir entre lo que tenía adelante.

La otra novedad es la llegada de Patricia Bullrich al Ministerio de Seguridad. Un hombre muy cercano a Macri decía que esa es la prueba de que el acuerdo para llenar el gabinete no se firmó con el ex presidente. «Si está Patricia, la designación fue hablada con Patricia», explicó ese ex funcionario macrista a Clarín. Si el mendocino Luis Petri termina quedándose con Defensa, quien resultará derrotada será la vicepresidenta electa Victoria Villaruel, quien había quedado a cargo, según otra de las promesas de Milei, de organizar esas dos áreas.

La idea de Macri era que sus ex funcionarios ocuparan los cargos de las segundas y terceras líneas de la administración, pero no puntualmente los ministerios. Ahora, ese plan quedó abollado. La otra tarea que preocupaba a Macri, el acuerdo parlamentario entre LLA y el PRO para darle una base firme de negociación al nuevo Presidente, también está tecleando. Milei todavía no dio el visto bueno para que Cristian Ritondo -el elegido de Macri- presida la Cámara de Diputados. Ese es uno de los problemas que tiene Ritondo, el otro es que en el peronismo retrucan esa idea con el argumento de que el PRO no integró la alianza ganadora en las elecciones sino una de las que perdieron.

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