Las intensas lluvias registradas en las últimas 48 horas profundizan el impacto en los diferentes regiones productivas, que ya venían castigadas con inundaciones y anegamientos principalmente en el centro oeste de la provincia de Buenos Aires.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, en julio ya se habían medido lluvias récord y agosto continuó con la misma tendencia. En localidades del noroeste de Buenos Aires se duplicaron e incluso quintuplicaron los valores normales del mes. Baradero acumuló 156 milímetros —70 de ellos en un solo día—, mientras que Chacabuco llegó a 146 y Pergamino a 126, con registros de más de 80 milímetros en apenas 24 horas. Rosario no estuvo ajena al fenómeno y alcanzó los 102 milímetros, de los cuales 76 se concentraron en las lluvias del último día.
Los especialistas de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) remarcan que el principal impacto inmediato será sanitario. El exceso de humedad genera condiciones propicias para la proliferación de enfermedades en los cultivos de trigo, que hasta ahora mostraban un estado muy favorable. Se espera que en las próximas semanas los productores deban intensificar las aplicaciones para evitar pérdidas en la productividad.
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Inundaciones en Nueve de Julio: 5 meses de agua y pérdidas en el sector rural
Otro aspecto de preocupación está en el noreste bonaerense, donde los acumulados anuales ya se ubican entre los 1.000 y 1.100 milímetros. Este contraste resulta llamativo: en enero la zona había sido epicentro de la sequía más severa del país y hoy enfrenta un escenario opuesto, con un exceso hídrico que amenaza a lotes bajos con pérdidas totales y pone en jaque los caminos rurales.
Las zonas más complicadas son en en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires. Hay alrededor de 700.000 hectáreas que se encuentran inundadas o anegadas, según un relevamiento de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) realizado del 7 al 10 de agosto. Ahora, con estas nuevas lluvias, podría haber más área afectada.
El informe señaló que 10 partidos de la región están afectados, siendo 9 de Julio y Pehuajó los más impactados, aunque también presentan problemas Trenque Lauquen, Carlos Casares, Bolívar, Daireaux, General Villegas, Salliqueló, Pellegrini, Rivadavia y Guaminí.
“La situación es bastante complicada”, sintetizó Fernando Mónaco, de la Sociedad Rural de Bolivar. “El problema que estamos teniendo ahora es de napas altas. Han llovido hoy (por el martes) 35 milímetros, pero es como si hubiesen llovido 100 milímetros. Están todo el agua arriba, ya los suelos están saturados, no o absorben más agua y sumado que llevamos muchos días nublados, con muy poco sol”, describió.
Con respecto a la siembra de trigo, dijo que se implantó “muy poco” justamente por los lotes anegados y por falta de camino. “Hay hay campos que no se puede llegar por falta de caminos”, agregó.
“La situación es muy complicada”, expresó Cristian Ares, vicepresidente de la Sociedad Rural de 9 de Julio, al detallar el impacto de las últimas precipitaciones en la región. Según indicó, los registros oscilaron entre 120 milímetros en algunas zonas del partido y 70 mm en otras, superando ampliamente la media anual. “La media del partido está entre 800 y 900 mm, ya vamos arriba de 1000, 1100 mm y en algunos lugares más todavía”, puntualizó.
Informes elaborados por ingenieros agrónomos y empresas que trabajan con imágenes satelitales confirman que el 40 % de la superficie del partido se encuentra con exceso de agua en el suelo, lo que genera anegamientos generalizados y deja aislados a muchos campos.
La situación hídrica también afecta de manera directa a la producción agrícola. “Hay cereales que no se pudieron sacar en la ventana que tuvimos por falta de caminos y por lluvias intermitentes entre medio”, explicó Ares. La proximidad de la siembra de la gruesa abre un nuevo interrogante: “Estamos muy cerca de arrancar la gruesa y la vemos muy complicada para llegar con maquinaria, por los pisos con mucha humedad”.
El dirigente rural describió un escenario crítico en materia de infraestructura vial. “El tema caminos está imposible. Lo poco que se había podido empezar a acomodar quedó en nada. Hay mucho esfuerzo de los productores atrás, juntándose, ya haciendo obras, con algo de apoyo del municipio, con poca maquinaria, pero ayudando”. Ares destacó que muchos productores vienen trabajando de manera conjunta para intentar sacar la producción y entrar a los campos, aunque las nuevas lluvias “nos dejan otra vez a foja cero y hay que arrancar de vuelta”.
El fenómeno no se limitó a Buenos Aires. Las lluvias alcanzaron a gran parte de Santa Fe, Entre Ríos, el este de Córdoba y sectores de Chaco, consolidando un invierno atípico por la abundancia de agua. “Estamos asombrados por la magnitud de los acumulados”, señaló Cristian Russo, jefe de GEA, al tiempo que advirtieron que el clima plantea un desafío doble: aprovechar el potencial de rendimientos elevados, pero al mismo tiempo gestionar los riesgos sanitarios y logísticos que trae aparejada tanta humedad.
Lo que se viene
A corto plazo, los pronósticos indican que un frente frío podría aportar nuevas precipitaciones en zonas del centro y sur de Buenos Aires, de acuerdo al trabajo de la Bolsa rosarina. Por ello, los técnicos subrayan la necesidad de al menos una semana de descanso en el régimen de lluvias para que los suelos puedan drenar y los cultivos no se vean afectados negativamente por condiciones de anaerobiosis a nivel radicular.
De cara al futuro inmediato, el escenario se presenta con matices. La abundancia de agua asegura reservas óptimas para los trigos y también para la próxima siembra de granos gruesos. Así, la campaña 2025 avanza con un potencial productivo que podría estar entre los más altos de la historia, pero atravesado por un nivel de incertidumbre que obliga a mirar cada frente climático con atención.