A partir de la semana del 7 de julio, se comenzó a ver un repunte paulatino del dólar, comenzando su cotización en torno a los $1.270 pesos por dólar hasta alcanzar su punto cenital el lunes 14 de julio, cerrando a $1.350. El contexto de suba fue raro para Salvador di Stéfano en tanto tuvo lugar mientras se publicaban datos macroeconómicos positivos, como la Inflación minorista de junio y mayorista del 1,6% mensual, el superávit de balanza comercial, y superávit fiscal. Sin embargo, el apodado “gurú del blue”, señala que “la gente actuaba como si todo se estuviese desmoronando. Hay una disonancia entre la realidad y el pensamiento de los agentes”, señaló el analista.
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De todos modos, para el martes 15 de julio el dólar blue comenzó a estabilizarse en $1.300/$1.310. “Estos valores distan mucho de los máximos históricos de la era de LLA, como cuando alcanzamos los $1.500 el 8 de julio del 2024, o los $1.380 el pasado 7 de abril en día anterior a la salida del cepo”. recuerda Di Stéfano.
En este marco, el gurú de la city consideró que “muchos inversores, aturdidos por los medios masivos y diarios (que pretendieron generar más ruido de lo que realmente sucede en el mercado), tuvieron una especie de hipocondrismo financiero, ya que el hipocondríaco es aquel sujeto que tiene una preocupación excesiva e irracional sobre una enfermedad que pretende tener y no hay evidencia de ello”.
Al mismo tiempo, ve que la preocupación por el precio de la divisa ocasiona un costo de oportunidad en materia de tiempo, porque desvía la atención de donde realmente debemos dirigirla; a la empresa o negocio personal.
Lo temporal y lo permanente: factores que sólo son coyunturales en la suba del dólar
“Cuando la divisa toca los $1.500 en julio del 2024, fruto de la maniobra de ejecución de los ‘puts’ de bonos por parte de algunos grandes jugadores del mercado, el gobierno mantuvo el superávit fiscal, tomó medidas como suba de encajes, licitación de letras, y además comienza el blanqueo al mes siguiente, dando lugar al inicio de un ciclo de sobreoferta de dólares y caída del valor del mismo”, recordó Di Stéfano.
Y en ese contexto asegura que el mercado veía una continuidad, pensando que iba a tocar los $2.000 pesos por dólar, y los más extremistas llegaron a verlo a $3.000. “Resulta que terminó sucediendo todo lo contrario. Nadie imaginó que un año después estaría entorno a los $1.300/$1.310”, dijo.
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Según su análisis, “la baja del blue coincide con la duración del blanqueo, tocando un piso de $1.050 y luego comienza una suba paulatina, desde el 5 de diciembre hasta alcanzar un máximo el 11 de abril a los $1.380, por falta de combustible de expectativas, caída de las reservas internacionales del BCRA y también caída estacional en la demanda de pesos. Sin embargo, de forma sorpresiva, en ese mismo viernes, se anuncia la salida del cepo y al lunes siguiente el dólar pasó a cotizar $1.150, convergiendo con el oficial“, dijo.
Para Di Stéfano, esto invita a pensar que, “las subas agresivas del tipo de cambio son temporales, mientras que la disciplina fiscal, las tasas de interés reales positivas, y el crecimiento de la economía son factores permanentes. Al menos, así se observa en lo que va del año y 7 meses que lleva este nuevo modelo económico”.
Cómo seguirá la evolución del tipo de cambio hasta las elecciones según el gurú del blue
Avanzando en su análisis sobre lo que se vio con el tipo de cambio desde comienzos de julio, Di Stéfano mencionó que lo que sucedió en estas semanas, es que el fin de las LEFIs, timoneó una gran masa monetaria entre 10/15 billones de pesos que fueron directo a las cauciones, bajando la tasa, ocasionando una toma de deuda especulativa por el mercado y comprando dólares con ese dinero. Además, le sumó las compras de dólares por parte de los que liquidaron la cosecha y los que cobraron el aguinaldo.
“Si esas tres fuerzas no lograron superar los máximos de abril 2025 y julio 2024, es porque estamos ante unas finanzas públicas más resilientes”, aseguró el guró de la city.
En este contexto mencionó que muchos todavía siguen preocupados por el tipo de cambio y no por sus deudas, su reducción de la rentabilidad del negocio, y la manera de expandir sus ventas.
“No vemos que sea negocio atesorar divisas estadounidenses, sino más bien, continuar haciendo tasas en pesos y buscar la forma de reducir los costos en la empresa y/o negocio personal. Hay que saber aprovechar cada recurso que tenemos”, aseguró el analista financiero.
Finalmente, en tren de recomendación señaló: “Si usted tiene pesos líquidos en plazos cortos, haga cauciones de días o semanas al 30%, si puede estirarse a plazos mayores, compre letras y capture más rentabilidad. La divisa extranjera tiene dos componentes que juegan en contra; la volatilidad, y el spread, que dificultan el incentivo a la entrada/salida, mientras que las cauciones y letras brindan una rentabilidad más segura y en plazos específicos, permitiendo hacer planificaciones financieras”, completó.
LR