La tradición jurídica uruguaya, influenciada por el derecho continental europeo y con un fuerte énfasis en el estudio del derecho penal, ha acogido las ideas de Roxin como parte de los debates académicos y judiciales, sus obras han sido publicadas y
distribuidas a través de editoriales como la Fundación de Cultura Universitaria (FCU), que ofrece libros de Roxin en su catálogo, como se puede ver en su sitio web.
Desde su obra “Senso e limiti del potere statale” (1966) hasta su monumental “Derecho Penal. Parte General”, Roxin marcó una revolución en la forma de entender el derecho penal. Su legado va más allá de la academia: sus teorías han sido clave en el diseño de legislaciones y en la fundamentación de casos históricos, especialmente en el enjuiciamiento de crímenes de lesa humanidad.
Uno de sus mayores aportes fue la teoría del dominio del hecho, que permitió esclarecer la responsabilidad penal de quienes no cometen materialmente el delito, pero lo controlan desde una posición de poder.
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Esta teoría ha sido esencial para juzgar a líderes políticos y militares responsables de graves violaciones a los derechos humanos.
La relación entre dogmática penal y política criminal
Roxin también revolucionó el concepto de política criminal, proponiendo su integración con la dogmática penal. Su pensamiento desafió la concepción clásica de von Liszt, quien separaba ambas disciplinas de forma tajante. Para Roxin, la política criminal no solo es un complemento del derecho penal, sino que orienta su aplicación y evolución.
Su postura ha sido objeto de debate. Como ha señalado José Luis Díez Ripollés en su análisis crítico, la integración de la política criminal con la dogmática penal puede diluir la autonomía epistemológica de ambas disciplinas, convirtiendo a los penalistas en los verdaderos legisladores del derecho penal.
Este punto es clave en el debate actual sobre el papel del jurista en la interpretación y aplicación del derecho.
Además, su obra “Kriminalpolitik und Strafrechtssystem”, reeditada en italiano después de doce años, sigue despertando gran interés doctrinal.
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A esta edición se han agregado ensayos fundamentales como “La problemática de la imputación objetiva”, “Las ‘limitaciones ético-sociales’ del derecho de legítima defensa” y “¿Qué queda de la culpabilidad en el derecho penal?”, consolidando su impacto en el debate sobre la sistemática del derecho penal y la solución de problemas jurídicos específicos.
El derecho penal como límite insuperable de la política criminal
El método teleológico desarrollado por Roxin supera la concepción positivista clásica, en la que el derecho penal era entendido únicamente como un sistema de normas positivas que debía garantizar la certeza y la seguridad jurídica. Según esta visión tradicional, todas las valoraciones sobre la lucha contra la criminalidad y las exigencias del Estado social debían pertenecer exclusivamente a la política criminal como ciencia social.
Sin embargo, Roxin argumenta que el derecho penal representa el límite insuperable de la política criminal. Esto significa que las decisiones político-criminales no pueden sobrepasar ciertos principios fundamentales, como la necesidad de normas claras, preexistentes y precisas.
Su planteamiento rechaza la instrumentalización del derecho penal para fines puramente disuasorios o preventivos que pudieran sacrificar la ofensividad real del hecho delictivo en favor de exigencias político-criminales imponderables.
De esta manera, Roxin consolidó una visión garantista del derecho penal, evitando que el poder punitivo del Estado pudiera actuar sin límites. Su obra subraya que el derecho penal no es solo una herramienta de control social, sino también una garantía fundamental frente al ejercicio arbitrario del poder.
Colaboración con Ferrando Mantovani
Además de sus contribuciones en la teoría del delito y la política criminal, Roxin colaboró con Ferrando Mantovani, mi tutor y un gran maestro del derecho penal, en diversas investigaciones y reflexiones sobre el derecho penal moderno. Mantovani, al igual que Roxin, fue un referente en el estudio de la dogmática penal y la política criminal, consolidando una escuela de pensamiento jurídico con enfoque garantista.
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Roxin se distinguió por su capacidad de diálogo con penalistas de diversas tradiciones jurídicas, trascendiendo fronteras y consolidando una influencia mundial en la ciencia penal. En un contexto de globalización jurídica y desafíos a los derechos fundamentales, su pensamiento sigue siendo un faro que orienta el desarrollo del derecho penal moderno.
La influencia de Claus Roxin no se limita a sus teorías jurídicas. Su obra ha dejado una marca indeleble en el derecho penal moderno y continuará siendo referencia obligada para generaciones futuras. Su pensamiento ha trascendido el ámbito académico y ha influido directamente en el desarrollo de legislaciones nacionales e internacionales.
Roxin fue distinguido con el título de Doctor honoris causa en universidades de todo el mundo, incluyendo Hanyang, Urbino, Coimbra, Madrid, Barcelona, Atenas y la Universidad Estatal de Milán. Fue coautor de los “Alternativ-Entwürfe” (1966-1996) para la reforma de la ley penal alemana y autor de una extensa obra jurídica, entre la que destacan “Täterschaft und Ththerrschaft” (1963), “Politica criminal y sistema del derecho penal” (1970), “Introducción al derecho penal” (1983), “Derecho procesal penal” (1967) y “La posición de la víctima en el sistema penal” (1988).
La reedición de “Kriminalpolitik und Strafrechtssystem” y los ensayos agregados ponen de manifiesto el valor cultural y doctrinal de su obra, revelando la profunda interrelación entre política criminal y derecho penal. El método de Roxin no solo ha iluminado la ciencia penal, sino que ha proporcionado herramientas críticas para evaluar la conformidad de las normas jurídicas con los principios del Estado social de derecho.
Claus Roxin fue mucho más que un jurista: fue un arquitecto del derecho penal moderno. Su integración de la política criminal con la dogmática penal, su defensa de un sistema penal funcional y su lucha por una justicia más equitativa lo convierten en un referente ineludible.
En tiempos tumultuosos como los actuales, donde el derecho penal enfrenta retos sin precedentes, el pensamiento de Roxin cobra una relevancia renovada. Su capacidad para abrir la dogmática penal al pensamiento mundial y su colaboración con grandes juristas como Ferrando Mantovani consolidan su papel como un pilar del derecho penal garantista.
El derecho penal le debe mucho a Roxin, y su legado seguirá guiando el futuro de la disciplina.