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Solo Patti Smith es capaz de llenar un teatro con poesías, videos experimentales y música incidental

Muchas veces, la sola presencia de una figura de enorme popularidad en una propuesta artística vanguardista hace que sea vista por un público masivo, multiplicando lo que hubiera sido su alcance normal: una audiencia mínima y de culto.

Patti Smith logró exactamente eso al sumarse a Correspondences, el nuevo proyecto de Stephan Crasneanscki y su Soundwalk Collective. No hay otra manera de explicar el lleno total de un teatro en calle Corrientes con una suerte de concierto multimedia basado en videos experimentales, música incidental minimalista y una serie de poesías recitadas.

Patti Smiti y Soundwalk Collective en vivo en el Teatro Opera de Buenos Aires. Foto Emmanuel Fernández

Por suerte, gracias al imán de la legendaria figura de Patti, muchos pudieron ser testigos de un espectáculo fascinante y único, capaz de hechizar y producir un cúmulo de emociones a lo largo de 70 minutos.

Los detalles

Correspondences es un proyecto lentamente amasado por Stephan Crasneanscki a lo largo de una década, siempre en estrecho contacto con Patti Smith. Sus videos recorren los entornos naturales de diversas geografías, con texturas de un proceso digital que le da un tono onírico a las imágenes.

Hay chiquitos correteando por Chernobyl, pájaros en un bosque, lobos en el Artico, explosiones submarinas de empresas petroleras, pinturas de iglesias y hasta escenas de películas de Pasolini como Medea.

Como apunta el propio Crasneanscki, son largos planos secuencia y bandas sonoras de una película invisible.

El escenario del Teatro Opera mostró una enorme pantalla de video, los músicos de Soundwalk Collective y Patti Smith. Foto Emmanuel Fernández

A partir de esas escenas y una buena cantidad de charlas y correspondencias, Patti Smith fue escribiendo poesías inspiradas en lo que veía y escuchaba en la música incidental creada por Soundwalk Collective.

De gira por el mundo, Correspondences llegó el lunes 27 al Teatro Opera, donde los seguidores de Patti agotaron las localidades y se dieron el gusto de volver a ver en vivo a la legendaria cantante y escritora de 78 años.

Las luces de la sala se apagaron a las 21:10, subieron un programador con su consola y computadoras (Simone Merli), un percusionista (Diego espinosa Cruz González) y una cellista (Lucy Railton). Se quedaron quietos y en silencio hasta que se sumaron Patti Smith y Stephan Crasneanscki, agarrados de la mano. El teatro estalló en una ovación y los clásicos gritos de “¡Patti, te quiero!”.

La legendaria Madrina del Punk, que irrumpió en la escena musical en 1975 con el álbum Horses y causó conmoción en el mundo literario en 2010 con Just kids, dijo unas palabras a manera de introducción del primer poema (“Dedicado a los chicos afectados por la radiación”). Y arrancó.

Una escena de “Correspondences”, el espectáculo de Soundwalk Collective con Patti Smith. Foto: Emmanuel Fernández

El tono de las palabras se correspondía a las imágenes alusivas al estado del planeta, el cambio climático y la acción del Hombre: oscuro, triste y lúgubre. Sin embargo, la interpretación de Patti en su recitado logró el impacto de su poderosa presencia, donde el mero hecho de tirar una de la páginas leídas al piso tenía belleza.

Hablando, recitando, murmurando o gesticulando, era como un chamán conjurando un hechizo. Recién con el penúltimo poema cambió el ritmo, se puso a enumerar datos duros e hizo recordar a la primera Laurie Anderson de los años ’80.

El gran final

A los 70 minutos, Correspondences terminó y todos se retiraron de escena. Pero enseguida regresó Patti Smith y la sala se puso de pie para ovacionarla. Habló de las imágenes de Pasolini que se acababan de proyectar y anunció que iba a hacer una canción “como una oración de amor para ustedes”.

Patti Smiti en vivo, una vez más en Buenos Aires, en esta oportunidad con Soundwalk Collective. Fotos Emmanuel Fernández

Ahí mismo se largó con Wing, a capella, y fue sublime. Para despedirse, pidió ayuda para cantar, dijo “Love you all!” e hizo el hit Because the night, que hasta incluyó una referencia a Buenos Aires: “Because the night blongs to Buenos Aires”.

A las 22.30, casi a la hora y media del inicio, Patti se retiró entre gritos de “¡Olé olé olé, Patti, Patti!”. En la sala, la magia se disipó y el hechizo llegó a su fin. Pero fue inolvidable.

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