«Para nosotros siempre es negocio pelearnos con estos pibes. Lo haríamos todos los días«. En los despachos más importantes de la Casa Rosada asumían que el acatamiento casi total del paro de transporte de este miércoles fue todo ganancia para la causa de Javier Milei, aunque representó pérdidas por US$ 151 millones. Una evaluación diferente hacían sobre el paro de colectivos en el AMBA convocado por la UTA de Roberto Fernández que aspiraban a desactivar con negociaciones de último minuto, tal como había adelantado Clarín.
La medida de fuerza -impulsada por gremialistas combativos como Pablo Moyano (Camioneros), Pablo Biró (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes) y Omar Maturano (La Fraternidad)- paralizó este miércoles aviones, subtes, trenes de pasajeros y camiones de carga a lo largo y ancho del país. Como hubo colectivos, sin embargo, casi no impactó en comercios y servicios.
La medida de fuerza pretende, según los dichos de los sindicalistas, dinamitar el diálogo con el Gobierno con la CGT justo cuando la secretaría de Trabajo y jefatura de Gabinete exploraban la puesta en marcha de la dos veces anunciada y postergada mesa tripartita de la central obrera con empresarios. Los sindicalistas más combativos empujan un tercer paro general contra la administración libertaria.
«El acatamiento fue de 100% en los gremios que paramos (…) Todo el transporte le dio un mensaje al Gobierno. Los otros gremios estarán felices con este modelo de país”, señaló en declaraciones a Radio 10 Moyano, que también es co-secretario de la CGT.
La presión sindical se profundizó con el paro de los docentes bonaerenses y universitarios y con la huelga de 36 horas de los estatales de ATE, que desde el martes llevaban una medida de fuerza en la víspera del último acuerdo paritario del año del sector público, que firmarán en disidencia.
Las organizaciones sociales, en tanto, convocaron a una marcha contra el hambre para apoyar el paro con quinientos cortes y ollas populares. El epicentro fue Plaza Constitución, pero la mayor tensión ocurrió en terrenos de Mercado Libre en La Matanza, donde Gendarmería reprimió a los manifestantes con gases lacrimógenos.
Los frentes abiertos
El Gobierno multiplica sus frentes de conflicto, pero elige con cuáles ir hasta el final. Por eso, el martes por la tarde dictó la conciliación obligatoria en la ex AFIP, luego de que los gremios amenazaran con paralizar la Aduana por los 3 mil despidos en la ahora renombrada ARCA.
Por la misma razón intentó que la UTA levantara el paro de colectivos. «A nosotros siempre nos conviene el caos«, resumía de todos modos este miércoles un funcionario con acceso permanente al despacho presidencial.
El Gobierno siguió apostando a la confrontación con los sindicatos; no solo por declaraciones en contra de los gremialistas sino desde los propios recursos del Estado como la aplicación Mi Argentina y desde mensajes en pantallas de aeropuertos semivacíos.
«Los sindicalistas no te dejan trabajar. Por medida de fuerza de los gremialistas Moyano y Biró para cuidar sus privilegios, este miércoles no habrá servicio de transporte. Si te obligan a parar, llamá al 134», era el texto que podían leer los 14 millones de usuarios de la APP.
Fue una idea de Santiago Caputo y ejecutada por la secretaría de Comunicación de Manuel Adorni. En el equipo del asesor diferenciaban las denuncias contra Sergio Massa que LLA hizo durante la campaña, cuando pantallas y carteles del Ministerio de Transporte advertían cuál sería el precio de los boletos si ganaba Milei. «Nosotros los denunciamos por violar la veda«, diferenciaban.
Según los números del ministerio de Seguridad solo este miércoles hubo 1.382 denuncias telefónicas. Desde que esa línea se relanzó en diciembre pasado ya hubo más de 220.331 llamados. Biró cargó contra el vocero presidencial por la estrategia de las denuncias. «Ni Goebbels se atrevió a lo que hace Adorni», dijo a Radio Perfil.
El asesor preferido del Presidente recibió por la tarde al secretario de Transporte, Franco Mogetta, encargado de desactivar el paro de la UTA. El funcionario también cargó contra los gremialistas. «Estos dirigentes que hablan de defender trabajadores dejándolos a pie, maltratándolos y no dándoles la posibilidad de salir a trabajar para ganarse el mango día a día», señaló el funcionario cordobés.
Esa fue desde el principio la línea discursiva del Gobierno. El Presidente evitó hablar sobre el tema en su ponencia en la Fundación Mediterránea, en Córdoba, donde prefirió ofender a los radicales y a Raúl Alfonsín. En cambio, eligió las redes sociales para castigar a los gremialistas.
Mientras el Gobierno quiere avanzar en el Congreso con la privatización de Aerolíneas Argentinas y apunta contra Biró, en el Ejecutivo informaban que el paro obligó a cancelar 250 vuelos, con un total de 27 mil pasajeros afectados; la mayoría (21.000) de cabotaje. Catorce mil debieron se reubicados en vuelos previos y posteriores.
El cálculo de los US$ la pérdida de 151 millones que explicitó Mogetta se explicaba por supuesto el rojo de $286 millones de pesos en trenes de pasajeros, $1.100 millones de pesos en trenes de carga, $ 458 millones en terminales de ómnibus en la Provincia de Buenos Aires, entre otros ítems.