De la mano de la baja de tasas de plazos fijos, y pese a la presión de las entidades financieras, el Banco Central decidió mantener la vigencia de las colocaciones atadas a la inflación: los plazos fijos UVA. Se trata de uno de los pocos instrumentos «de cobertura» para los pequeños ahorristas y las empresas frente a un escenario de disparada de los precios y reducción de la brecha cambaria.
Esta decisión se dio, en medio de una pulseada con los banqueros que pedían que «se desactiven» estos instrumentos, o que al menos, se les pusiera «un tope» mensual. El Banco Central afirmó que se tomó «en el contexto de un excedente significativo de liquidez y de elevada inflación».
«El Directorio considera que resulta necesario que el sistema bancario continúe ofreciendo al público depósitos a plazo fijo ajustables por UVA. Para otorgarle previsibilidad a la disponibilidad de los recursos, decidió eliminar la tasa mínima de precancelación de estos últimos«, explicó el organismo presidido por Santiago Bausili en un comunicado.
Los plazos fijos UVA son instrumentos de mediano plazo: se pueden establecer por un mínimo de 90 días. Para fomentar su colocación en momentos de incertidumbre, sobre todo cambiaria, el ex presidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce, decidió crear a principios de 2020 un «plazo fijo UVA precancelable». Es decir, al momento de la colocación el ahorrista podría decidir si mantener el depósito por tres meses, y capitalizar la suba de la inflación en ese período, o cancelarlo al mes, con una tasa que se pactaba con el banco en ese punto.
Actualmente, la tasa de precancelación en los bancos está fijada en el 122,8% anual, menor a la que pagaban los «plazo fijo tradicionales». Ahora, el organismo decidió quitar ese piso, por lo que los bancos podrán elegir reducir ese incentivo ya que, como dicen en las entidades, los expone a un eventual «descalce» si la inflación continua con su espiral ascendente.
Por ahora, rige para los bancos la obligatoriedad de ofrecer plazos fijos UVA, que tienen una duración de 90 días y que ofrecen una tasa anual que es más bien simbólica, del 1%, pero que da un rendimiento que replica la inflación acumulada en ese período de tres meses. Los bancos habían pedido la semana pasada que se quite esa imposición en un contexto cada día más inflacionario.
Pero la respuesta del organismo fue que en esta primera fase se trabaja en ordenar los precios relativos y atender los problemas macro, que ese tema y otros relacionados con la micro economía, podrían ser atendidos recién más adelante cuando los efectos del ajuste y del plan fiscal se hayan disipado.
Las entidades esperaban que este lunes el directorio del Central autorice una solución intermedia: no elimine los plazos fijos UVA pero les pusiera «un tope» mensual a sus clientes. En muchos bancos hablaban de un nuevo límite de $500.000 por colocación: es decir, si un ahorrista buscaba hacer un plazo fijo UVA por un monto mayor, no lograría concretarlo.
Pero nada de eso pasó. Las entidades siguen obligadas a aceptar este tipo de colocaciones indexadas y no podrán establecer topes o trabas por montos a sus clientes.
La preocupación de los bancos es el «descalce» que un instrumento indexado a una inflación que podría alcanzar el 100% en tres meses les supone. Es que estos plazos fijos no tienen una cara «activa»: las entidades toman esos pesos que siguen la evolución de la inflación, pero practicamente no colocan ningún crédito del mismo tipo para solventar ese ingreso. Los préstamos UVA dejaron de solicitarse hace años, ante la disparada de los precios.
Con el último ajuste de tasas, ya casi no quedan opciones para que ahorristas minoristas y empresas puedan cubrirse frente al salto de los precios. Por eso, por ahora, en Reconquista 266 afirman que los plazos fijos UVA sobrevivirán, aunque los bancos presenten resistencias.