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Con el envión de la baja del riesgo país, Caputo viaja a EE.UU. y vuelve verse con el FMI

El ministro de Economía, Luis Caputo, desembarcará este lunes en la sede del Fondo Monetario en Washington DC en un clima diferente al que rodeó la última reunión que mantuvo con la titular del organismo, Kristalina Georgieva, a fines de julio en Río de Janeiro. Desde aquella vez, el riesgo país se redujo de 1.600 a 1.050 puntos, la brecha cambiaria retrocedió del 40% al 20% y la inflación perforó el 4% para alcanzar el 3,5% mensual.

«Estamos en el mejor momento después de 10 meses, la brecha está en 15%, la inflación mayorista en 2%, la minorista en 3%, la economía empezó a recuperar, mejor que desde que llegamos, y vamos a poder salir del cepo sin ninguna dificultad, no nos enamoramos del cepo», dijo este miércoles Caputo en el foro empresario IDEA en Mar del Plata, donde reconoció que estuvo hasta último minuto preparando su viaje a Estados Unidos.

El equipo económico tendrá esos indicadores para exhibir los primeros frutos de su fase dos del plan de ajuste («emisión cero») durante la asamblea anual del Fondo y el Banco Mundial. Allí, se darán cita entre el lunes 21 y el sábado 26 los ministros de Economía y banqueros centrales de todo el planeta y será una nueva oportunidad para descongelar las relaciones con Georgieva y su número dos, Gita Gopinath, después de las últimas tensiones.

El ministro viajará acompañado de su viceministro, José Luis Daza, el titular del Banco Central, Santiago Bausili, y el secretario de Finanzas y su mano derecha, Pablo Quirno, quien viene de reunirse con una multitud de inversores financieros que visitaron Buenos Aires en las últimas semanas. Los funcionarios participarán de charlas con fondos, bancos y otros países, así como de reuniones del BID, BM, G20 y G24.

Si bien por ahora ninguna de las dos partes confirmaron que esté pautada una reunión, se espera que Caputo retome conversaciones con el organismo. Todavía está pendiente la revisión de metas del segundo trimestre, un compromiso que se demoró en medio de los tironeos que terminaron con el corrimiento de la mesa del director para la región, Rodrigo Valdés, acusado por Javier Milei de favorecer al exministro y excandidato, Sergio Massa.

En ese marco, no se descarta la posible unificación de dicha auditoría con la del tercer trimestre, dos instancias que en caso de ser aprobadas permitirán el desembolso de US$ 1.069 millones. Pero el Fondo también pedirá precisiones sobre los próximos meses y las proyecciones para 2025, un momento bisagra ya que en enero vencen US$ 4.700 millones con los bonistas, tan solo una parte de la deuda de US$ 20.000 millones que hay que pagar el año próximo.

Para 2025, el presupuesto prevé un superávit externo de US$ 20.000 millones. Pero con una soja que sigue bajando y un crecimiento previsto del 5% que demandará más dólares para pagar importaciones, FIEL estima que el excedente será de entre US$ 10.000 y US$ 12.000 millones, por lo cual el Gobierno necesitará financiamiento externo para compensar la diferencia y afrontar sus compromisos.

En ese contexto, el «veranito» financiero y cambiario amplió el margen de maniobra del gobierno. El Banco Central cuenta con una mayor liquidez por el ingreso de dólares por el blanqueo -aunque sería algo temporal- y el Gobierno dejó trascender que negocia préstamos REPO por más de US$ 3.000 millones con los bancos. Todo lo cual sirvió para enfriar la negociación de un nuevo programa con el FMI y aplazar la salida del cepo.

«No nos apuramos con el cepo porque el paso del tiempo nos juega a favor, a medida que pasa el tiempo más queda atrás los efectos negativos de la pésima política monetaria del gobierno anterior y más empieza a prevalecer los buenos efectos de nuestra política. Si hubiéramos salido en diciembre, hubiera sido un desastre», dijo Caputo este miércoles, y ratificó su objetivo de que la inflación converja con el dólar al 2% mensual.

Pero en Washington tendrían más prisa en ver que la Argentina empiece a levantar los controles. En su último reporte, el organismo insistió en un tipo de cambio «más flexible», eliminar el dólar blend a fines de junio y suprimir el impuesto PAIS antes de fin de año. Las reservas también inquietan a los acreedores: desde julio, el stock neto profundizó su sesgo negativo y el rojo pasó de US$ 4.000 a US$ 5.000 millones.

Durante la cumbre, serán clave las señales del Tesoro de Estados Unidos, el principal accionista del FMI. El secretario adjunto de dicho organismo, Michael Kaplan, sondeó semanas atrás a banqueros y analistas argentinos. Según fuentes en contacto con esa dependencia, el Tesoro objeta la falta de dólares para sostener la política cambiaria y aguarda la unificación cambiaria, lo que supone la eliminación del blend y una devaluación.

La política fiscal y monetaria también genera roces. Milei apuntó este martes contra el Fondo al señalar que le dio la «oportunidad» de seguir con el programa, pero «obviamente lo hizo con reparos, que era imposible alcanzar el déficit cero». Y advirtió que «si hubiéramos utilizado la tasa de interés, si hubiéramos hecho lo que decía el Fondo y lo que decían muchos economistas, hoy estábamos en una hiperinflación«.

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