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Un gobierno de copiones, Milei y Macri sin retorno y el nuevo apodo de Cristina

La demolición del Estado

La ética, la estética y la dialéctica del gobierno la expresó Patricia Bullrich, que habla sin subconsciente, como los poetas surrealistas: «La discusión de fondo de la Argentina es la siguiente: te jugás por un gobierno y te tirás a la pileta”. Hubieran avisado porque está saliendo caro. Llevar la agenda a un debate entre los bloques amigos sobre temas como jubilaciones, universidades o Aerolíneas le permite al Gobierno hacer músculo desde la debilidad de origen. El argumento del costo fiscal es oportuno porque pide que le respeten la real gana de asignar los fondos a lo que se le ocurra. Y se le ocurren asignaciones más allá de que aumenten o reduzcan el déficit. El propósito es afirmar posiciones en la guerra por la demolición del estado de bienestar. El Gobierno cree que alguien se lo va a agradecer.

Este enfrentamiento busca resultados a corto plazo como ganar una votación. Pero debilita al voto del no pejotismo que sostiene a este gobierno. Con La Libertad Avanza, el PRO y la UCR divididas, el arco oficialista va a las elecciones en estado de vulnerabilidad frente a un peronismo que se mantiene unido, con 99 diputados y 3 senadores, y que se traga sapos para intentar mantener la unidad. La experiencia dice que en el país de las dos coaliciones -el no peronismo y el peronismo- quien se divide pierde. Quien mantiene la unidad tiene las mejores chances de ganar. Este gobierno, que se justifica como fideista, podría releer Mateo 12:25: «Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá«.

Lecturas de anteayer

En un gobierno de plagiarios y copiones, la cosmovisión destructiva nace de lecturas de anteayer, como el libro que ha inspirado al ideólogo de Donald Trump, Steve Bannon. Se trata de «The Fourth Turning», publicado en 1997 por Neil Howe y William Strauss. Ese libro profetiza lo que espera a Estados Unidos en el siglo XXI: “probablemente a raíz de una gran devaluación, entraríamos en una era donde habría una destrucción creativa de las instituciones públicas y, en última instancia, podría ser un nuevo momento fundacional en la historia estadounidense”.

El proceso, según Howe, estaría ligado a valores sociales conservadores. Trump hizo campaña con las consignas de Barry Goldwater y Ronald Reagan: “Make America Great Again”. Milei recogió para la Argentina los retazos de esa política ajena para proponer el retrocambio de volver al conservadorismo del siglo XIX. En palabras de Bannon, el objetivo de este método es «la deconstrucción del estado administrativo«. De eso se trata. Por eso Milei no designa funcionarios ni crea estructuras. Las deshace y alardea de que echa gente del estado por el solo hecho de estar designados. Nadie ha escuchado argumento alguno sobre las razones de gobernabilidad de esas medidas.

Lo que importa es la pelea

El método de gobernar desde la debilidad minimiza el fondo de los proyectos en discusión y maximiza los beneficios de librar la pelea. Cortar los fondos universitarios con el argumento de que se los roban es trivial para la gobernabilidad. Más cuando el Estado tiene los fondos, aunque los asigna a otros gastos, como financiar el espionaje. Importa la batalla cultural que plantea, que busca hacer músculo para seguir. No importan los universitarios ni los equilibrios sino lo que significa para el mercado del peronismo (espectro de donde viene Milei) pelearse con la universidad reformista que alardea de autonomía y eficacia.

Tampoco importan en estas guerras floridas las sonrisas ni las lágrimas de los jubilados, sino el mandoble al emblema del Estado de bienestar, que es el sistema universal y público de las jubilaciones. La decisión del veto busca construir audiencia y mostrar valentía con adversarios que no tienen, como los políticos, entrenamiento para defenderse de ataques violentos. No es nuevo en la Argentina. Cuando la dupla Duhalde-Kirchner eligió la guerra contra la Corte Suprema heredada del ciclo Menem, le importaba poco lo que esos jueces hubieran hecho. Lo que les importaba era quebrar en el Senado el ciclo menemista que había construido esa Corte. Importaba, como importa hoy, la pelea en sí y sus beneficios.

Gildo con reservas

Este lunes Cristina de Kirchner tiene previsto un encuentro con Gildo Insfrán, presidente del Consejo del partido. Es la previa a la reunión que ha pedido con jefes territoriales, autoridades legislativas y punteros de todo el país para formalizar esta nueva etapa. José Mayans se la anunció al bloque del Senado, que es donde es posible que se haga el encuentro. La estrategia del peronismo para el año que viene es proteger su primera mayoría en el Senado. Se renuevan representantes de ocho provincias y mantener el número es lo más importante de todo. En Diputados esperan una elección airosa, pero creen que la clave es proteger el Senado.

Insfrán tiene, como muchos, reparos a un regreso de Cristina en gloria y majestad. Se le atribuye haber dicho que con Cristina conduciendo, el peronismo perdió cuatro de cinco elecciones. Insfrán juega a todas las bandas. El martes pasado, en la cumbre del peronismo no cristinista que se reunió en el hotel InterTower de Santa Fe, Formosa Gildo tuvo dos representantes ligados a Insfrán, el veterano Vicente Joga y Jorge Alberto Jofré, intendente de Formosa.

“Herminia” conducción

Fue un centenar de dirigente de todo el país que albergó el ex gobernador de Entre Ríos Mario Moine, dueño del hotel, y que llevó a siete exgobernadores y al presidente Ramón Puerta, de la mesa Encuentro Republicano, y al vicegobernador de Salta. Acorde con los tiempos de ajuste, cada uno se pagó la habitación. La consigna era que no tienen jefe ni lo buscan. Esperan a noviembre para hacer un lanzamiento nacional que recoja sectores que quieran repetir lo que fue la Renovación del peronismo en la década de los años ’80. Reclaman una metodología frentista por fuera del PJ, que creen hoy capturado por lo que llaman el «kirchnerismo”.

No creen en la ficha de Cristina, que representa, ante su intento renovador, lo que fue Herminio Iglesias que en los ’80, que se había quedado con la marca PJ. En la sobremesa del asado del martes a la noche hubo bromas sobre el nuevo apodo de Cristina, «Herminia». El apodo es antipático por la evocación del emblemático cajón. Más misterioso es el apodo que usa Victoria Villarruel para designar al presidente. Lo llama Chipi. No se sabe por qué.

Quintela recoge velas

El cristinazo del jueves por la noche movió toda la estantería del peronismo. Ese día Wado de Pedro formalizó el lanzamiento de la expresidenta para conducir el PJ. El viernes Ricardo Quintela, el único que se nominaba para ese cargo, viajó a Neuquén y Río Negro. Al llegar se enteró de que el anfitrión, el cristinista Oscar Parrilli, había levantado la cita. El presidente del PJ de Neuquén, Daniel Martínez, también se disculpó por no apoyarlo en su carrera. Un candidato para presidir el PJ necesita tener el apoyo de, por lo menos, cinco distritos provinciales del partido. Neuquén iba a ser el tercero. Quintela tiene dos asegurados: Misiones y La Rioja. Le faltan tres. Este fin de semana insistió en que va a competir contra Cristina, pero tiene que romper el techo y conseguir los cinco distritos de apoyo. El lanzamiento de Cristina le hace más difícil conseguirlos, y sin ellos no puede anotarse.

Volver a Perón del ‘73

Cristina tendrá que hacer esfuerzos de acuerdismo para no ser de nuevo un factor de división. Está acosada por el calendario judicial y prevé la confirmación de una condena en segunda instancia. Sabe que el poder de un político es su principal fuero de protección. Si los jueces la ven como autoridad partidaria -disputando poder u ocupando una banca- cualquier proceso entrará a girar en cámara lenta. La Cristina acuerdista estaría en sintonía con aquel Perón que imaginó algo que el tampoco lograría. «Vienen épocas – le leyó Mayans cuando se entrevistó con ella, junto a Juliana Di Tullio y a la mesa- de democracias integradas en las que todos luchan con un objetivo común, manteniendo su individualidad, sus ideas, sus doctrinas y sus ideologías, pero todos trabajando para un fin común. Ya nadie puede tratar de hacer una oposición sistemática y negativa, porque los países no pueden ya aguantar una actitud política semejante«.

Fue antes del encuentro de Perón con Balbín y repetía sus observaciones sobre la reconstrucción de Europa en la posguerra: «A ninguno se le ha ocurrido hacer un tipo de política opositora y cerrada. Es decir, se ha llegado por obra de las circunstancias, a formar una democracia integrada en la que cada uno es parte de un gran organismo que trabaja con un solo objetivo: reconstruir el país. «- Una joya», cerró Mayans la lectura.

PJ no K en busca de autor

El ala del peronismo no cristinista opera en CABA, con la conducción de Diego Bossio, detrás de la marca Hacemos y empuja a Miguel Pichetto para que sea candidato a senador nacional por el distrito. Esa elección será la vidriera más notable de todas, porque puede enfrentar a Macri, Larreta, Patricia Bullrich, Martín Lousteau, María Eugenia Vidal, y ahora a Pichetto. Este ya recorre los barrios y estuvo el viernes con dirigentes de la UTA en la fábrica de colectivos que controla el servicio en la ciudad. Se dio ese lujo de pocos, al que era aficionado un Maradona: conducir un bondi.

Estos movimientos en torno a un peronismo no cristinista son frecuentes en otras comarcas. Bossio, exdiputado y jefe de campaña de Juan Schiaretti en las PASO presidenciales del año pasado, encabezó una autopsia del proyecto de Presupuesto 2025 que mandó el gobierno al Congreso el mes pasado. Se sentó junto al exfuncionario cristinista Roberto Feletti en una mesa organizada por el ex aduanas Guillermo Michel en la universidad de Entre Ríos en Paraná. Repasaron las inconsistencias del proyecto que, entienden ellos, encierra un desinterés por que se apruebe. Que el gobierno haya firmado un DNU modificando el sistema de canje de bonos que establece la ley de Administración Financiera revela la falta de interés. Esa modificación la pidió Luis Caputo cuando era ministro de Macri y se la negaron. Estaba en el proyecto de la ley de Bases que fracasó. Ahora figura en el nuevo presupuesto. ¿Para qué saca el gobierno un DNU? Esa mesa trabaja en el armado que confluye con la cumbre de Santa Fe, y lo hace desde otro ángulo. Se basa en algunos hechos como que en 2023 Rogelio Frigerio ganó la gobernación por 17 mil votos de diferencia, y que Schiaretti sacó 50 mil votos como presidente.

Absurdo: el veto depende de los ausentes

Se juega otro pleno el Gobierno en su pelea por proyectos tóxicos que buscan dividir a los contrarios antes que resolver problemas. Este miércoles los diputados confían en insistir con el veto a la ley de financiamiento de las universidades. El mejor cálculo del gobierno es que no suma adhesiones por encima de los 60 votos. Y el rechazo al veto tenía hasta este domingo 165 adhesiones. El final -aun abierto- depende de cuántas ausencias se produzcan. Al menos 30 diputados se levantarán de las bancas para no quedar pegados a una batalla que consideran tóxica. Votar contra la movilidad jubilatoria se logró por apenas 13 votos de diferencia. Creó la fantasía de que el Gobierno lograba construir un tercio para confrontar con los adversarios del Congreso. Cuando les ofreció el asado en Olivos los 87 de fierro ya eran 70.

Si la insistencia al veto se logra en Diputados, el Senado sesionará el jueves para derrumbar la parada mileísta. El Gobierno ha pedido más tiempo al Senado para recibir el informe del jefe de Gabinete. Después de su comparendo ante los diputados, Guillermo Francos terminó internado.

Auditorías de emergencia

El dividido bloque del PRO es el eje de esta votación. La conducción formal se vuelca en favor del veto. Macri lee ese veto como un capítulo de la guerra cultural y se sumó a las críticas del gobierno a la administración de las universidades. Una novedad, para quien fue presidente y dos veces jefe de gobierno de la CABA, jurisdicciones que firmaron acuerdos con universidades que este gobierno descubre que deberían ser revisados. Macri pide que la AGN audite las universidades. Pero no reclama al gobierno habilite su integración. El organismo termina el año sin representación de los diputados. El PRO propuso a Jorge Triaca, la UCR y el bloque de Encuentro apoya a Triaca y a Mario Negri, el peronismo demora proponer al suyo, enredado por internismos. Entre tanto la auditoría sigue emitiendo dictámenes. Tampoco el Congreso integra la Bicameral Revisora de Cuentas que debe aprobar el plan anual de tareas.

Macri-Milei, sin retorno

Con sus declaraciones del domingo y las de Diego Santilli, se presume que el martes el PRO declarará libertad de acción. Una prueba del cisma y también del grado de tensión entre Macri y el Gobierno. Esta tensión no parece tener retorno porque la contradicción es insalvable.

Macri presiona para capturar la gobernabilidad que cree deficiente en manos de Milei. Milei no está dispuesto a ceder la gobernabilidad. En todo caso se la entrega a Patricia Bullrich, que ocupa la silla en la mesa chica del oficialismo que pretendería Macri para sí. En términos personales es una diputa ya cerrada y sin retorno. En el terreno político es una invitación al cisma en el PRO. Bullrich es la dirigente que llevó al PRO y a Cambiemos a una catástrofe en las elecciones de 2023. Milei la premia con dos cargos en el gabinete, con lo cual agravia más a ese partido y la coalición que lo hizo presidente. Macri admite el agravio y se resigna a visitar al cortesano Caputo en su oficina, y que todos se enteren. Macri solo debe admitir diálogos de presidente a presidente.

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