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La apuesta radical de la Orquesta Filarmónica: tres estrenos de música contemporánea en una sola noche en el Teatro Colón

Programar obras nuevas en una orquesta es un reto, pero incluir tres estrenos de obras del siglo XX y XXI en una sola noche, como la que propone el Ciclo Colón Contemporáneo este sábado 22 de junio con la Orquesta Filarmónica bajo a la dirección de Pablo Druker, es una apuesta radical.

El atractivo de lo conocido casi siempre resulta predominante frente a lo desconocido, pero encontrar un equilibrio entre el pasado, presente y el futuro ampliando la lista del repertorio, es el único futuro sostenible para una orquesta.

La resistencia a la nueva música en general sigue vigente, y no sólo por parte del público, a veces los músicos de la orquesta también rehúyen ese repertorio. En parte puede deberse a que las obras proponen nuevas técnicas que necesitan investigación y bastante dedicación, tanto individual como grupalmente, y por otro lado, la gratificación estética puede no ser proporcional al esfuerzo que implica el abordaje de las obras.

Músicos de la orquesta cuentan en primera persona cómo se preparan ante el desafío de un triple estreno, con un repertorio que no es el habitual en sus programaciones, y en el que están al margen del proceso de selección de la música que interpretan.

Desde adentro: la mirada de los músicos

“Nunca me tocó un programa con tres estrenos y con tres lenguajes muy distintos”, dice el violinista Xavier Inchausti, que ingresó hace cuatro años a la orquesta y es uno de los miembros más nuevos. En su rol de concertino es el solista de la fila de primeros violines, referente de todos los solistas de las demás filas de la orquesta y también referente principal de los músicos ante el director.

Xavier Inchausti es el concertino, solista en la primera fila de violines. Foto Prensa KonexXavier Inchausti es el concertino, solista en la primera fila de violines. Foto Prensa Konex“Me parece que es un programa muy desafiante para la orquesta. En mi caso, tengo un buen acercamiento a la música contemporánea, porque en mi carrera me ha tocado abordar distintas obras en ensambles o solo. Pero es otra complejidad cuando se trata de una orquesta sinfónica con estos orgánicos tan grandes. Me parece que sale de lo habitual. Es un repertorio interesante”.

La arpista Alina Traine celebra que haya un cruce entre el Ciclo del Colón Contemporáneo y la programación regular de la orquesta.

Vale la pena recordar que la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires tiene 78 años de existencia, creada en 1946 con el nombre de «Orquesta Sinfónica del Teatro Municipal», fue la primera orquesta oficial exclusivamente sinfónica de la ciudad de Buenos Aires. Su repertorio estuvo básicamente centrado en la música romántica y posromántica, actuó junto a reconocidos solistas nacionales y extranjeros, y entre sus directores titulares figuran Ferruccio Calusio, Manuel Rosenthal, Jacques Singer, Pedro Ignacio Calderón y Stanislav Wislocki. La identidad de una orquesta está vinculada con el repertorio que desarrolló, y continúa desarrollando, a lo largo del tiempo.

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La agrupación hará tres estrenos contemporáneos en el Teatro Colón.

“Yo también, como Xavier Inchausti, estoy hace poco en la orquesta pero siento que con este programa, y otros, hay un aporte a la personalidad de la orquesta. Hay todo un desarrollo previo en el repertorio postromántico que es fantástico, y esta experiencia me parece que continúa aportando al desarrollo”, comentó José Araujo, violonchelista solista principal.

Si bien es cierto que las obras que se van a escuchar no plantean grandes radicalidades estéticas y tienen en común un diálogo con el pasado, no deja de ser desafiante prepararlas a modo de estreno para un mismo concierto.

En el título de la obra Harmonielehre (1984-1985/rev.2024), de John Adams, hay una alusión al tratado de armonía de Arnold Schönberg, compositor que disolvió la tonalidad a principios del siglo XX. Pero no se trata sólo de una alusión, la obra en tres movimientos combina las técnicas del minimalismo con la armonía y expresividad del romanticismo tardío de fin de siglo. Schönberg, Mahler, Sibelius y Debussy deambulan por la obra. El compositor norteamericano no le teme a las líneas melódicas y, aunque breves, les da lugar en la parte central de la pieza.

El trompetista Fernando Ciancio. Foto: Arnaldo Colombaroli/Teatro ColónEl trompetista Fernando Ciancio. Foto: Arnaldo Colombaroli/Teatro Colón“Se trabaja mucho más sobre otros aspectos, como colores y ritmos, más que en la línea melódica”, explica el trompetista solista Fernando Ciancio. “Es una forma distinta de trabajar, mutamos hacia un rol más de complemento o de engranaje, de participación no tan individual sino más bien colectiva. Cada uno tiene que estar en su lugar para que la pieza funcione”.

La compositora surcoreana Unsuk Chin dialoga con tres siglos de música en su Frontispicio para orquesta (2019), y el compositor inglés Thomas Adès, sin renunciar a un lirismo expresivo, retoma el formato del concierto para orquesta y solista en Contentric Paths -Concierto para violín y orquesta, Op. 24 (2005). El violinista brasileño Alejandro Aldana participará como solista invitado.

Evitar los prejuicios

Por supuesto que los músicos tienen sus preferencias musicales, pero no pueden permitirse el lujo de tener prejuicios, se espera que toquen todo.

“Al nivel en el que estamos todos, ya hemos hecho, en general, música contemporánea. Creo que el desafío es más de ajuste grupal que de individualidades”, dice Néstor Garrote, oboísta solista principal, uno de los miembros más antiguos de la orquesta junto con Ciancio.

“Sobre todo la obra de John Adams, de tipo maquinal, lleva mucho trabajo de conjunto y requiere más ajustes que cuestiones individuales. Estamos acostumbrados a tocar en obras, incluso del siglo XX, igual o más de mucho más difíciles, pero acá la característica fundamental pasa por el ajuste y cómo transcurre el tiempo. El desafío está en el desgaste de la concentración. Realmente soy como un engranaje en una máquina mucho más grande, muy diferente a lo que sucede en el repertorio del siglo XIX”.

El oboísta Néstor Garrote. Foto: Arnaldo Colombaroli/Teatro ColónEl oboísta Néstor Garrote. Foto: Arnaldo Colombaroli/Teatro ColónSu compañera de fila, Michelle Wong, solista adjunta de oboe y corno inglés subraya la carga de profesionalismo a la hora de enfrentar nuevo repertorio. “Somos profesionales. Cuando vimos las partituras con nuevos lenguajes nos pusimos a hacer nuestro trabajo. También es cierto que depende de la disposición de cada uno”.

Coincide con su colega en que el desafío del programa pasa por sostener la concentración. “Estas obras no son difíciles. Ni siquiera atonales. Se escuchan armonías, tienen progresión armónica muy reconocible, en realidad la cuestión pasa por la concentración. Estás todo el tiempo contando compases y dispuesto a contar ritmos poco convencionales en el lenguaje de la música clásica del siglo XVIII”.

Garrote aporta una diferenciación más con respecto a los desafíos que propone el repertorio tradicional y el nuevo: “Es un trabajo mucho más enfocado en el engranaje. Cada uno contribuye con pequeñas células mínimas, son diferentes individualmente pero entre todas forman un organismo. Es como si fuese un telégrafo: él tiene uno, yo otro, ella otro, y cada uno hace células muy pequeñas. En los 45 minutos que dura una de las obras ni siquiera tengo una melodía. Hay que mantener una concentración y repetición constante”.

El repertorio nuevo tiene la ventaja que, a diferencia de las obras tradicionales que están cargadas de capas y capas de interpretaciones previas, los músicos en general responden a las obras sin ideas preconcebidas, sin tradición auditiva conocida.

Las diferencias con lo conocido

Pablo Druker dirigirá la Orquesta Filarmónica en los tres estrenos contemporáneos. Pablo Druker dirigirá la Orquesta Filarmónica en los tres estrenos contemporáneos. “Es muy distinto respecto a compositores que los estudiaste toda la vida y conocés mejor el lenguaje -explica Inchausti-. Primero que nada, en este caso hay que entender la concepción de un compositor, del cual uno tal vez conoce una o dos obras, y no es fácil entender el lenguaje a través de una sola obra. Ese es uno de los desafíos más grandes”.

Aunque a nivel individual puede existir experiencia y conocimiento previo del repertorio, lo crucial para una orquesta es familiarizarse con un nuevo lenguaje a nivel grupal.

Araujo señaló las complejidades en la sincronización y las formas de acordar la interpretación, como en el comienzo de uno de los movimientos de la obra de Adams.

“Hay una especie de raíz romántica en la melodía de los violonchelos. Pero en el estilo que propone el compositor, evocar lo romántico no debería ser realmente romántico. Entonces discutimos cómo hacer que sea romántico desde un comienzo, pero después volver a la abstracción que propone Adams. Y a eso había que darle una forma técnica. Es importante para nuestra fila de violonchelos tener una convención de cómo, en este tipo de estilos, podemos tener una evocación romántica y a la vez darle el color del estilo. Está bueno tener una idea de cómo hacer esta evocación desde la personalidad de la orquesta o de la fila”.

La orquesta, que no cuenta con pianista permanente, convocó a Silvia Dabul para participar en las obras de John Adams y Unsuk Chin. “El rol de pianista de orquesta es super especial –dice Dabul–, hace mucho tiempo que lo hago. Empecé en la Orquesta Sinfónica Nacional, es completamente diferente que ser un pianista solista y lo disfruto mucho. Es un hibrido entre una cuerda o un viento y mucha percusión. Hay que poner el oído con otro tipo de precisión para insertarse en el sonido de la orquesta, con un instrumento que por su tradición tiene otra personalidad”

Silvia Dabul, pianista de la Orquesta Filarmónica. Foto: Máximo Parpagnoli/Teatro ColónSilvia Dabul, pianista de la Orquesta Filarmónica. Foto: Máximo Parpagnoli/Teatro ColónCon respecto a las obras, la pianista destaca la fuerte raíz en la tradición que tienen las obras de Unsuk Chin y Adès. “La obra de Unsuk Chin es prácticamente un homenaje fragmentado, un montaje de distintas obras. Es muy interesante lo que pasa. Me parece que lo contemporáneo no es posible si no hay una relación con el pasado. Honestamente no creo en el músico de ‘música contemporánea’. Habría que ver qué es la música contemporánea”, reflexionó Dabul.

El arte de programar conciertos para orquesta

Como en una buena receta de cocina, crear un programa ideal es un arte. Una cosa es el repertorio sobre el papel y otra en la realidad.

Claro que es bueno que el público sepa, como señaló el trompetista Ciancio, que no necesariamente son los grupos de cámara los que se dedican a la música contemporánea, sino que estas obras pueden ser incluidas en la programación regular de las orquestas tradicionales.

Aunque el oboísta Néstor Garrote está de acuerdo, señaló que el planteo de una programación se luce más con el contraste. “El repertorio del programa es súper impactante, pero se convierte en algo muy de nicho y se corre el riesgo de convocar a un público más específico. El programa se luciría más en diálogo con otras obras, de otros periodos. Incluso para nosotros, el tipo de trabajo sería diferente en cada una de las obras y todo el programa funcionaría mejor en nuestras cabezas”.

Elias Gurevich, primer violinista de la Orquesta Filarmónica. Foto: Martín Bonetto/Archivo ClarínElias Gurevich, primer violinista de la Orquesta Filarmónica. Foto: Martín Bonetto/Archivo ClarínEl tema de que la música contemporánea espanta público es algo que siempre está dando vueltas. Pero para Elías Gurevich, primer violín de la orquesta, no cree que nadie se espante con este concierto.

La gente sabe que hay música buena y música mala de cualquier siglo. Creo que es importante para la imagen de la orquesta, como ya se ha hecho, abrirse a un territorio que normalmente no se hace y que nuestros abonados empiecen a interiorizarse de que hay otras cosas. Creo que es un crecimiento para la orquesta, para nosotros individualmente, y también para el público”.

Ficha

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Ciclo Colón Contemporáneo

Alejandro Aldana será el violín solista en el programa de la Orquesta Filarmónica.Alejandro Aldana será el violín solista en el programa de la Orquesta Filarmónica.Director: Pablo Druker Solista: Alejandro Aldana Programa: Frontispicio para orquesta (de Unsuk Chin); Contentric Paths -Concierto para violín y orquesta, Op. 24 (de Thomas Adès); Harmonielehre (de John Adams) Función: Sábado 22 a las 20 Teatro: Colón (Libertad 621, CABA).

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