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La UAR, Inglaterra y la causa Malvinas

La UAR, Inglaterra y la causa Malvinas

Los Pumas harán de local en Londres, justo cuando pelean por el título del Rugby Championship.

  Es la primera vez en la historia del Rugby Championship que Los Pumas tienen posibilidades concretas de ganar el torneo más importante del hemisferio sur. No se trata solo de una chance matemática. Están a dos puntos de su derrotado, el líder Australia y uno por debajo de Sudáfrica y Nueva Zelanda. La definición será muy apretada. Pero el nivel que muestra el equipo robustece el sueño de un título. Aunque en los próximos dos partidos el rival sea el bicampeón mundial.

Por calendario, el seleccionado argentino debería haber terminado su participación como local y no en el mítico estadio de Twickenham, Inglaterra. Pero la UAR cedió esa condición en febrero y ahora el último partido con los Springboks será en suelo británico. El argumento que dio su presidente, Gabriel Travaglini, fue económico: ahorrar gastos.

El rugby nacional tiene ingresos crecientes desde que Los Pumas juegan el torneo de la Sanzaar. Lo que no tiene es una distribución equitativa. El 70 por ciento de lo recaudado se destina al staff profesional de jugadores y cuerpo técnico. El porcentaje restante se distribuye entre la base de clubes que sigue el rumbo amateur.

No se entiende bien la decisión que tomó la UAR a principios de año. A la mayoría de Los Pumas que juegan en Europa se los ve buena parte del año en Francia, Inglaterra – o sea, las ligas más importantes – y también Italia. La medida privó al público argentino de alentar al seleccionado en Vélez o cualquier otro estadio del interior del país.

Ni siquiera en perspectiva estratégica se comprende el por qué. Hubiera sido un hecho histórico que se jugara el sábado 4 de octubre en suelo argentino. El componente adicional político-deportivo es que sea Londres el escenario de ese partido, quizás decisivo.

Las consecuencias que tiene el conflicto de tres siglos con Inglaterra por las islas Malvinas siguen hasta hoy. La flema británica que se le atribuye al inglés promedio, esa que se resume en la frase “keep calm and carry on” (mantén la calma y sigue adelante), tal vez permita entender por qué la UAR decidió lo que decidió. Para un argentino con memoria es incomprensible.

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