Tuvo final feliz la historia de un gatito naranja que llevaba cinco días subido a lo más alto de un árbol en la localidad de Loma Grande, en el partido de Merlo. Finalmente, los vecinos se arriesgaron y a pura destreza lo bajaron, luego de que las autoridades municipales se negaran a hacerlo.
Los vecinos cuando escucharon al animal maullar intentaron bajarlo de los veinte metros a los que había llegado dándole comida o simplemente llamándolo, pero no pudieron debido a que gatito estaba asustado prendido una fina rama.
Fue así que los vecinos se comunicaron con los Bomberos de Merlo y rápidamente una unidad del cuartel general se dio cita en el cruce de las calles Schubert y Toscani para iniciar las maniobras de rescate.
“Una unidad de Bomberos fue ayer y hoy para bajar al gatito y no pudo porque la escalera que tenemos no llega hasta los 20 metros de altura donde está el animal. Además, las ramas finas del árbol hacen que el personal corra riesgo de caerse”, le explicaron a Clarín desde el Cuartel Central.
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Un gatito se subió a lo más alto de un árbol y hace cuatro días que no puede bajar.
El agente agregó que le pidió a los vecinos que “traten de estimular al gatito con comida para que baje solo”.
“Cuando el animal se sienta seguro, va a bajar“, aseguraron desde Bomberos. Sin embargo, la ansiedad y la preocupación de los vecinos pudo más que esa explicación y comenzaron a planear la forma de recuperar a la mascota.
Tras recibir estas respuestas de parte de las autoridades y, teniendo en cuenta que tampoco Defensa Civil u otra dependencia municipal se hizo presente, los vecinos se las ingeniaron para salvar al gatito.
Fue así que durante la tarde del martes, los vecinos se agruparon debajo del árbol en cuestión y decidieron arriesgarse y rescatar al animal que iba por el quinto día en las alturas.
Utilizaron dos escaleras, una de madera y otra de aluminio, para llegar lo más alto posible y acercarse al animal. Mientras tanto, una mujer se quedó abajo sosteniendo la estructura de madera, mientras dos hombres, a puro equilibrio y destreza, subieron, movieron las ramas y ayudaron a que el animal se anime a saltar y caiga.
Finalmente, el gatito naranja saltó y salió corriendo por la calle, perdiéndose por el barrio para buscar hacer una nueva travesura. Los vecinos, orgullosos, se aplaudieron mutuamente para condecorar el rescate y el final feliz de la misión.