Si lo que Toto Caputo esperaba con su anuncio de rebaja de retenciones al agro era aplausos, hasta ahora la jugada le salió mal: entre los productores se han escuchado más críticas que elogios. Pero si lo que esperaba eran dólares de corto plazo, todavía tiene una chance de que el plan salga bien.
Después de un comienzo desordenado y con incertidumbre, recién este miércoles el mercado empezó a reflejar una mejora en los precios que las exportadoras les ofrecen a los productores. Hasta ahora, las cifras no marcaban una mejora, lo cual había dado lugar a críticas exacerbadas.
Analistas del sector y productores “influencers” hicieron referencia a cierta improvisación en la medida oficial. La principal preocupación era que, ante la obligatoridad de liquidar la exportación en un lapso de apenas 15 días, la medida solamente beneficiara a las grandes exportadoras acceso al crédito como para prefinanciar las exportaciones. Y el resultado, afirmaban los críticos, era que el costo financiero fuera luego trasladado a los productores, con lo cual se terminaría neutralizando buena parte de la baja de las retenciones.
“Probablemente pase como con los autos: hay una rebaja de impuestos y parte de eso se lo queda la automotriz”, advierte José Antonio Álvarez -conocido en las redes por su seudónimo Bumper Crop-, uno de los más críticos sobre la manera en que se implementó la medida, sobre todo por el hecho de que la rebaja de retenciones tenga una fecha de vencimiento.
Su expectativa, de todas formas, es que en junio se terminará confirmando la continuidad de la medida, lo cual significará una mejora en el precio efectivo a los productores: “Si la competencia entre las exportadoras termina siendo libre y no se cartelizan, van a tener que aumentar el precio en la misma medida en que se redujeron las retenciones”.
Polémica en el campo por la “lluvia” de dólares
Pero claro, hasta junio falta mucho tiempo, y lo que hoy el mercado se pregunta es si los productores venderán su stock guardado en los silobolsas o si mantendrán una actitud rebelde. Por otra parte, el propio anuncio de la medida del gobierno ayudó a que el precio internacional acentuara su tendencia a la baja, sobre todo para el caso de la soja.
Así, empezaron a circular en las redes manifestaciones de productores enojados, que ya adelantaban su negativa a deshacerse de su stock mientras no hubiera un cambio definitivo de régimen impositivo ni se desmantelaran los controles de cambio. Y se llegó a ver el lema: “Viva el silobolsa, carajo” escrito sobre los propios silos llenos de soja.
Es decir, un sentimiento que pone en seria duda la posibilidad de que Caputo pueda embolsar parte de los casi 18 millones de toneladas de soja que permanecen guardados en silobolsas, y que al precio de hoy significan unos u$s6.800 millones. En el mejor de los casos, si todo ese stock se liquidara en los próximos 15 días, al Banco Central le ingresarían u$s5.500 millones -después de descontado el porcentaje de la exportación que va al “contado con liquidación”-.
Ese potencial es muy importante en un momento en el que el gobierno se fijó como prioridad el mantenimiento de la estabilidad cambiaria y que el dólar cumpla el rol de ancla inflacionaria. Y el monto de u$s5.500 millones equivale a casi la mitad de la asistencia de fondos frescos que Caputo está negociando con el FMI.
Soja y dólares: quejas por la incertidumbre
Sin embargo, en el campo hay indicios de que las cosas no van a ser tan fáciles. Hubo incluso quienes consideraron que los regímenes de incentivo exportador que aplicaba Sergio Massa -conocidos como “dólar soja” resultaban más ventajosos.
“Lo que genera más incertidumbre, es el hecho de que el que quiere puede optar por una u otra de las posibilidades. Digamos, si uno exportador quiere optar por la liquidación de 360 días, ¿qué va a pasar? ¿Va a tener que liquidar el derecho de exportación, por ejemplo en el caso de soja, en 33% en vez de en 26%?”, planteaba el analista Gustavo López, de Agritrend, sintetizando el sentimiento imperante en el campo. Su pronóstico es que los productores mantendrán una actitud de cautela y que no habrá un nivel de ventas masivos, al menos hasta no tener en claro cómo se reflejará la medida en el precio final.
Por su parte, Santiago del Solar, dirigente rural de la provincia de Buenos Aires que el año pasado lideró la resistencia contra la suba de impuestos rurales impuestas por Axel Kicillof, fue uno de los más críticos, y advirtió que una buena medida como la rebaja de retenciones podría convertirse en “un efecto boomerang”.
“Poner fecha de vencimiento a viva voz de baja de retenciones no cambia expectativas. No incentiva la siembra de trigo 2025. Quien tiene alguna posibilidad comprar bienes de capital sabe de antemano que sus granos pierden capacidad compra”, argumentó.
Según su estimación, el costo financiero por el adelantamiento de divisas terminará erosionando la rebaja impositiva. Y pronosticó que una diferencia de 15 dólares por tonelada no será suficiente como para cambiar el ritmo de venta de los granos.
En la misma línea, Marianela de Emilio, analista de Agroeducación, consideró que el hecho de que la mejora sea transitoria es lo que genera rechazo. “Cuando en vez de cambiar el régimen, lo que se hace es poner un período desde/hasta, ahí se genera todo este tipo de especulaciones, posibilidades, alternativas de por un lado dar una ventaja y luego cobrártela en modo financiero”, fundamenta.
Y adelanta que lo que sea vea en los próximos días en la pizarra de precios dará la pauta de si los productores reaccionarán positivamente o si lo verán como “un parche perjudicial”.
Una buena: mejora el precio de la soja
¿Y qué dicen los precios? El miércoles, después de algunas jornadas de aletargamiento -en las que hasta se había visto un empeoramiento en las pizarras- empezó a reflejarse el efecto de la baja de retenciones.
La soja, con un nivel de $310.000 la tonelada, supuso una mejora de 5% respecto del precio que regía en el momento previo al anuncio oficial. Para el trigo, el aumento fue de 3,7%, mientras que para el maíz fue de 1%.
En otras palabras, hay una oportunidad, sobre todo en la soja, que puede ayudar al productor en un momento de bajas rentabilidades. Pero la realidad es que el mercado interno no está pagando, al menos no todavía, toda la mejora por el alivio impositivo, que en teoría superaría el 10%.
Hasta el día previo, se quedaban con u$s238 por tonelada, lo que implica que los productores sojeros lograban captar un 61% del precio internacional. Al caer la retención del 33% al 26%, entonces el precio a embolsar subió a u$s263,50, lo que equivale al 68% del precio internacional.
Hay que notar que un factor que influye en esta cuenta es la cotización del “dólar contado con liquidación”, dado que un 20% de lo que recibe el exportador no entra al BCRA y queda en una cuenta del exterior. Por lo tanto, cualquier efecto que achate al CCL -algo que, de hecho, ocurrió el viernes- incidirá en la cuenta final.
En definitiva, la medida de Caputo tiene el efecto equivalente haber subido la cotización del dólar oficial un 10,7%, lo que implicaría un tipo de cambio de $1.161, cercano a la cotización del MEP
Empiezan a verse más dólares por la soja
Lo cierto es que, hasta ahora, la mejora para los productores es la apenas mitad de esa “devaluación indirecta”. ¿Alcanzará como para convencer de que cambien de actitud a quienes hasta ahora llenaron los silobolsas?
El movimiento empezará a verse en los próximos días. Los analistas que mejor conocen el sector creen que, pese a las críticas e incertidumbres del comienzo, no hay temores para pensar en que fracase la iniciativa oficial.
“Arrancó con algunos tropezones, lo que hizo que el mercado se vaciara y no tuvimos precios de referencia. Pero ahora empezaron a salir los exportadores con un valor en torno a $310.000. Y con el correr de los días, algo ya se va a comercializar. Y está bien que no se haga esperar demasiado la implementación porque si no empieza a trastabillar”, observa Salvador Vitelli, de la consultora Romano Group.
Según Vitelli, lo que influyó en el arranque del nuevo esquema es el hecho de que las grandes exportadoras venían trabajando con contramárgenes y bien abastecidos de stock para la actividad del crushing, lo cual hizo que no hubiera una necesidad de salir con celeridad a buscar mercadería. Pero adelanta que el mercado acomodará los precios a la nueva realidad.
La gran pregunta, en todo caso, es si sigue habiendo margen como para que mejore el precio interno al productor, y de momento las visiones son de escepticismo. Por más que la campaña de 2025 haya recalculado el volumen a la baja -desde 52,5 a 49 millones de toneladas-, lo cierto es que las grandes existencias en stock, sumado a la predicción de sobreoferta en el mercado global y al “efecto Trump”, no hacen suponer una mejora.
Como siempre, se está recreando el debate clásico entre las dos facciones: la que alienta a aprovechar el momento y asegurar el precio, y aquellos que defienden al silobolsa lleno y apuestan a que haya algún cambio político que les justifique la espera.