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Romper el círculo, la película que originó la batalla legal que tiene en vilo a Hollywood

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Para la industria del cine afincada en Hollywood, el éxito y el fracaso se expresan de manera unívoca y cuantitativa: mientras el cálculo entre el costo de un film y la recaudación que acumula en la taquilla arroje números positivos, todo está bien en ese mundo. Y si bien esa medida se aplica la mayoría de las veces, también hay raras instancias en las que una película puede resultar un fracaso rotundo aun cuando haya sumado más de 350 millones de dólares en entradas vendidas en todo el mundo.

Eso es exactamente lo que está sucediendo con Romper el círculo, el film -ya disponible en Max- que se encuentra en el centro de la batalla legal entre Blake Lively y Justin Baldoni, sus protagonistas y productores. Las acusaciones cruzadas entre ambos que comenzaron hace algunas semanas cuando la actriz presentó una demanda contra Baldoni, que también dirigió la película, por acoso sexual y por haber orquestado una campaña de desprestigio y humillación en su contra. El intérprete respondió con sus propios planteos judiciales que hablan del maltrato, la manipulación y humillación a los que fue sometido por parte de Lively, su marido Ryan Reynolds y hasta The New York Times, que publicó las primeras alegaciones de la intérprete.

La actriz Blake Lively en la alfombra roja de la premiere del film en LondresScott A Garfitt – Invision

Todo el barullo empezó en realidad en agosto pasado, durante la etapa promocional del film organizada en las semanas previas a su estreno global. En ese momento, para sorpresa de los veteranos de la industria y del público también, todos los involucrados dejaron de lado la usual cantinela sobre la “familia” que se había formado durante el rodaje para mostrar dos bandos claramente enfrentados: por un lado, Baldoni y sus socios en la productora Wayfarer, y por el otro, Lively, el resto del elenco y Colleen Hoover, la autora de la novela en la que está basada Romper el círculo.

Justin Baldoni y Blake Lively en la escena en la que sus personajes se conocen en el filmNicole Rivelli – Sony Pictures

En aquel momento las razones del evidente conflicto apuntaban a los malos comportamientos de la actriz en el proceso de filmación y a su peculiar insistencia con dejar de lado el tema central de la narración, la violencia de género intrageneracional, para dar un mensaje mucho más superficial y vacuo sobre el poder de una mujer de reinventarse, mientras aprovechaba para publicitar su línea de productos para el cabello y su marca de bebidas efervescentes.

Es que antes de los documentos legales y los dimes y diretes de los representantes de prensa, relaciones públicas y los abogados, ahora muchos olvidan que Romper el círculo no es un thriller ni una comedia romántica, sino un drama que relata como Lily (Lively), una mujer que lleva a cuestas el trauma de haber crecido con un padre violento, conoce, se enamora y se casa con Ryle (Baldoni), un cirujano encantador con una historia difícil que la maltrata física y emocionalmente.

El desafío de llevar a la pantalla grande una exitosa novela que intenta definir a su protagonista no solo por sus relaciones tóxicas sino también por cómo se sobrepone a ellas y reconecta con ella misma y su primer amor, era significativo, especialmente para un film con ambiciones en la taquilla. Y está claro que ninguna de las partes involucradas en el proyecto estuvo a la altura de la exigencia.

Blake Lively y Brandon Sklenar, quien interpreta a Atlas, en un pasaje del film

Más allá de lo que eventualmente dictaminen los tribunales, las revelaciones de lo que sucedió en el rodaje, tanto desde el lado de Lively como desde el de Baldoni reflejan lo poco preparado que estaba todo el equipo para abordar la temática de violencia de género y las escasas medidas que se tomaron para poner su mensaje por encima de los celos profesionales, las ambiciones personales y las disputas mezquinas. En pantalla, el resultado de esas faltas se refleja en una película que intenta ser una comedia romántica en su puesta en escena y planteo estético, siempre atento a resaltar la belleza del trío protagónico -que se completa el actor Brandon Sklenar, a cargo del personaje de Atlas, el viejo amor y defensor de Lily-, y prestando menos atención al mensaje de la obra.

Ryan Reynolds acompañó a su esposa en la premiere de Romper el círculo en Nueva YorkCHARLY TRIBALLEAU – AFP

Según la demanda de Baldoni, el clima enrarecido durante las etapas de rodaje, posproducción y promoción del film fueron generadas por Lively y su marido con la intención de excluirlo del suceso de la película y quedarse con los derechos de la continuación de la historia, Volver a empezar, que como su primera parte pertenecen a su productora, Wayfarer. Es decir, para él todo el discurso de la actriz y su equipo sobre la importancia de denunciar el acoso y la violencia de género tendría como único objetivo apropiarse de un futuro éxito de taquilla para repetirlo en sus propios términos en una potencial secuela. Una posibilidad que el conflicto legal, sea como sea que vaya a resolverse, volvió prácticamente imposible.

En un mundo en el que el suceso se mide por la cantidad de entradas vendidas, Romper el círculo ya logró ser el fracaso más exitoso o el éxito más fallido del cine de los últimos años.

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