«Están todos vivos». Lo dicen aliviadas las diez trabajadoras de una residencia de Sedaví que acaban de vivir una de las peores noches de sus vidas. «Algunas tienen brechas que les tienen que curar, otros han pasado la noche sin oxígeno, pero no se nos ha quedado ninguno», explican con la cara demacrada de quien ha realizado un enorme esfuerzo, pero con la sonrisa de saber que han salvado más de un centenar de vidas.
El agua subió de 0 cm a casi dos metros en cuestión de minutos. «Media hora, o puede que menos«, cuentan. El ascensor rápidamente dejó de funcionar, y decidieron subir personas a pulso por las escaleras. «No podíamos subirlos con las sillas, hay gente muy pesada que teníamos que subir entre varios y cuando los subimos al primero los cogimos un piso más hasta el segundo por si acaso» explican las trabajadoras, que ahora tratan de rescatar lo poco que queda de valor en un primer piso reventado por el agua.
«Conseguimos acostarlos, pero hemos pasado la noche sin agua, sin oxígeno para los que lo necesitan y sin comida», explican. En mitad de la entrevista varios efectivos de la UME entran con varias bombonas de oxígeno y las suben al segundo piso. Durante la mañana de ayer se valoró desalojar la residencia ante posibles nuevas crecidas, pero finalmente no se hizo, y se ha decidido proveer de víveres a los jubilados.
Turnos de 24 horas
Varias trabajadoras habían entrado a las 7 de la mañana del día anterior y seguían cuidando de los mayores a las 9 de la mañana del día siguiente. «Tuve suerte porque me avisó mi pareja y al final decidí no coger el coche, si no no sé qué habría sido de mí y aquí he podido ayudar», explica.
Los ancianos heridos fueron evacuados ayer por la UME para las curas mientras el resto esperan en las habitaciones secas de los pisos superiores a que se calme la situación definitivamente. El agua arrasó con todo lo que había en el primer piso, llegando a tener casi dos metros de altura y, en un punto de la noche, amenazando incluso con subir por las escaleras.
Atención médica
El foco de las empleadas, que pasaron más de un día sin parar de trabajar, está en la atención médica de aquellas personas que se cayeron subiendo. «Hemos llamado a una ambulancia para que se lleve a dos personas que se hicieron una brecha y que han tenido que pasar la noche así».
Pese a todo, la tragedia pudo ser mayor, ya que «había muchas personas durmiendo en el primer piso que no pudimos levantar. Temimos mucho un momento porque si el agua seguía subiendo más se los llevaba», explican.
Uno de los puntos más dramáticos fue cuando se fue la luz, bien entrada la noche. «Menos mal que no pilló a nadie usando el ascensor. Cuidamos de las personas mayores lo mejor que pudimos toda la noche, pero fue muy difícil», aseguran.
Casi dos metros de agua
Sedaví se despertó este miércoles de la pesadilla de unas lluvias devastadoras. La calle continuaba siendo un río, en algunos casos de varios palmos de agua, y un paisaje de bajos completamente devastados. Bares, panaderías, talleres, residencias, ningún comercio se ha librado de que el agua arrase con él.