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La Rosada acelera los cambios en Cancillería y sufre su primera derrota en la OEA

Guiado por la idea de que los diplomáticos argentinos también son «casta» y que sus consejos entrañan una rebelión a su gobierno, el presidente Javier Milei acelera los cambios en la Cancillería. Entre viernes y lunes apuró el cese en funciones de quien era el vicecanciller, Leopoldo Sahores, y del ahora ex representante argentino ante la ONU, Ricardo Lagorio.

Los dos cambios, anticipados por Clarín hace semanas, estaban previstos para efectivizarse para los primeros días de noviembre, pero el mensaje de la Rosada fue contundente: la Cancillería está cada vez más bajo la lupa de comisarios políticos de Santiago Caputo y Karina Milei.

Para el caso, la abogada Ursula Basset, a quien le podrían dar pronto un cargo en la Cancillería como “asesora” al igual que el que tiene Santiago Caputo pero de menor rango para regularizar de una vez por todas su situación -actualmente, en lo que hace a los documentos tiene más poder que Mondino pero no tiene nombramiento-, está reclamando a cada una de las embajadas las carpetas de todo lo que transmiten. Una por una y sin su consentimiento no vuela una mosca.

A Sahores lo sucederá otro funcionario de carrera: Eduardo Bustamante, hasta ahora cónsul en Uruguay y cercano a la familia Mondino en Montevideo. Bustamante envió un mensaje interno para intentar cuidar lo que queda del ánimo de los diplomáticos, en pánico por las cazas de bruja de la Rosada, y llegó con una actitud inusual. Llamó a uno por uno de los funcionarios que creen en la cúpula y son los que manejan desde hace años cuentas anónimas a favor y en contra del gobierno. Hay cuentas por doquier, kirchneristas, antikirchneristas, pro radicales, anti PRO.

Pero lo que desvela a la Rosada, a Mondino y ahora a Bustamante es que de tanto en tanto un secreto interno revelan. Pidió que no se usen más pero sus dueños son anónimos.

Vinimos a La Matanza a defender el trabajo y la libertad de los trabajadores.

Los chantas de siempre y sus medidas frenan la inversión privada e impiden que miles de familias accedan a oportunidades de empleo.

Basta de aplastar el progreso de los ciudadanos. pic.twitter.com/aX4aQC4dlP

— Santiago Santurio 🇦🇷 (@Turios) October 24, 2024 A Ricardo Lagorio, en tanto, lo sucederá en la ONU quien fue auspiciado en la embajada en Israel por Alberto Fernández, y pasó un período breve como dos en la embajada en Washington: Francisco Tropepi, a quien ahora eligió el influyente embajador en EE.UU., Gerardo Werthein, “dueño”, junto al embajador en Israel, el rabino Axel Wahnish de buena parte de la agenda política de Milei en el exterior. Tropepi tiene su experiencia. Fue secretario privado de Domingo Cavallo y en Cancillería creció amparado por el peronista Tettamanti.

Mondino, de cuya salida hablan todos pero en realidad puede subsistir hasta las legislativas de 2025, aceptó todo y entregó a cada uno de los funcionarios que le armaron su primer equipo y que no sintonizaron con la agenda ultraconservadora de Basset y del Secretario de Culto, Nahuel Sotelo. Al llegar, comenzaron a difundir teorías conspirativas como que Sahores, como el ahora ex director de Derechos Humanos, Christian Machuca -quien también les renunció al ver lo que se venía- y otros funcionarios del PRO, eran “comunistas”. Algo insólito, por cierto.

El equipo de Mondino, como Sahores -alto funcionario en la cancillería del macrismo y Machuca -el dos de la embajada en Ginebra-, venían precisamente endurecerse frente a las políticas contemplativas del kirchnerismo frente Cuba, Nicaragua y Venezuela y de hacer un fuerte reclamo de control de gastos en las comisiones de ríos y otras reparticiones que tenían uso para cargos políticos.

Entrenando fuerte en los potreros de Trinidad & Tobago para el próximo torneo de fútbol.

Se viene el campeonato de Colegios de Abogados de la provincia de Buenos Aires. @colproba⁩ ⚽️💪🏽 pic.twitter.com/op0X6VreFZ

— Gustavo Martínez Pandiani🇦🇷 (@GustavoPandiani) October 24, 2024 Este lunes imperaba indignación con la Casa Rosada por castigar a la línea de Mauricio Macri y premiar a los diplomáticos de la gestión anterior o por no exigirles. Por ejemplo, el referente de Sergio Massa en la Cancillería, Gustavo Pandiani, que sigue criticando a Mondino, apareció en una foto en Twitter con el torso desnudo mostrándose en un torneo de futbol en su puesto actual, como embajador ante Trinidad y Tobago. Allí lo trasladaron de Suiza porque temían que traerlo a Buenos Aires iba a ser “un tormento” político en su contra.

Por su parte, Sotelo se dedica más en la interna local que a la Cancillería, puesto que reaparece en todas la intervenciones libertarias como la visita de la semana pasada al Mercado Central y ahora está preparando una misa católica para el 5 de noviembre en ocasión de los 40 años de la firma del tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile.

Primera derrota ante un organismo internacional

La semana pasada, el Gobierno sintió los primeros límites a sus políticas anti Estado en un organismo internacional. Es decir, a su agenda contra la presencia estatal en la lucha contra la pobreza y el cambio climático, y contra políticas que fomenten la diversidad de género y el cuidado de mujeres, niños y carenciados.

Esta visión es de hecho, la que llevó a los hermanos Milei a instalar los comisarios políticos en Cancillería cuando no les gustó que los diplomáticos les advirtieran que sus políticas disruptivas chocan contra los pactos y tratados firmados por Argentina a nivel internacional, incluso con sus aliados. Y chocan también contra la legislación nacional. Milei criticó en la ONU al mismo organismo, se disoció del Pacto del Futuro, que contiene la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible y le rompió a Brasil su consenso en el discurso del G20 con su rechazo a firmar un documento sobre políticas de género.

Lo cierto es que en enero de 2023, el gobierno de Fernández había presentando ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) una solicitud de Opinión Consultiva sobre el derecho al cuidado y su interacción con otros derechos, en particular con el derecho al trabajo, la igualdad de género y la protección social. Esta buscaba clarificar el alcance de las obligaciones estatales en materia de cuidado no remunerado, y así sentar un precedente. Y su opinión pesa para los estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) como Argentina.

Contrariamente a lo que recomendaba la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello -que estaba a favor de escuchar a la CIDH en esta opinión consultiva-, al llegar Basset al control del discurso en política exterior en la Cancillería, el Gobierno de Milei solicitó formalmente retirar dicha consulta porque ni siquiera quieren la evaluación. Pero la CIDH resolvió ahora por unanimidad desestimar la solicitud de retiro presentada por el actual gobierno argentino. El Gobierno no quería escuchar la opinión del organismo porque tiene una posición contraria a esos derechos.

“El Tribunal determinó que la petición no era procedente, argumentando que la opinión consultiva es un mecanismo que trasciende el interés particular del Estado solicitante, ya que tiene implicaciones para otros Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y para las personas bajo su jurisdicción y que su función primordial es la protección de los derechos humanos en el continente americano”, festejó de esta manera, Gerardo Martínez, desde la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Confederación General del Trabajo, que está por detrás de la promoción de esta opinión consultiva.

En rigor, según supo Clarín, la Corte enfatizó que el derecho al cuidado es una cuestión de creciente relevancia en el ámbito de los derechos humanos, particularmente en su relación con la igualdad de género y la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad.

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