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El impuesto PAIS y los depósitos en dólares ponen a prueba dos jugadas inéditas del gobierno de Milei

La baja de 10 puntos del impuesto PAIS (de 17,5% a 7,5%) abre en septiembre un nuevo desafío para la marcha de la economía.

Un punto inédito de esta reducción del impuesto será comprobar cuánto se trasladará a los precios de los productos importados y su incidencia sobre los costos de buena parte de los bienes que se consumen en el mercado doméstico.

La decisión de bajar precios será una prueba sensible en septiembre cuando, de alguna forma, se cruzará con la menor o mayor credibilidad y confianza que despierte la estabilidad del esquema cambiario en el que está comprometido el gobierno del presidente Javier Milei.

El ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó que espera que la contribución a bajar los precios sea importante a partir de la apuesta en la que insiste el gobierno de que la marcha de los precios y la devaluación del peso converjan al 2% mensual.

Este mes el esquema financiero-cambiario entra en otra etapa para revalidar el equilibrio y la confianza, un punto que analizaron Carlos Melconian y Pablo Goldín en La Nación al plantear que «el ajuste fiscal severo sin recupero de confianza (baja del riesgo país/ingreso de capitales) no es tan automático y puede pagar un altísimo costo adicional en materia de actividad y empleo».

En este contexto, un dato clave que sigue el mercado continúa siendo la compra de dólares por parte del Banco Central, que en las últimas semanas de agosto tuvo una recuperación, más de US$ 600 millones, de la mano de la calma cambiaria apuntalada por la intervención de la entidad monetaria en el mercado y, se cree. de la postergación en el pago de importaciones a la espera de la reducción del impuesto PAIS.

También por eso la marcha financiera de septiembre (el 30 vence el plazo para blanquear capitales con la multa más baja) cobra relevancia.

El aumento de los depósitos privados en dólares comenzaron a registrar los movimientos del blanqueo.

Las colocaciones en divisas en los bancos crecen US$ 1.311 millones desde fines de junio, de los cuales US$ 491 millones ingresaron desde el 12 de agosto anticipando uno de los resultados del blanqueo que, en términos de recaudación, según el cálculo del Fondo Monetario Internacional y al tipo de cambio oficial podría aportar unos US$ 1.800 millones.

En septiembre se pondrá a prueba, además de la capacidad de la baja del impuesto PAIS para contribuir a una reducción de los precios al consumidor, la posibilidad del Central de comprar dólares para fortalecer las reservas y quebrar en forma sensible el piso de 1.500 puntos de la tasa de riesgo país.

Un tema neurálgico que dificulta la baja del riesgo país lo destaca Jorge Vasconcelos en un informe de la Fundación Mediterránea: «son los vencimientos de deuda pública, externa (hasta principios de 2026 son US$ 13.000 millones en el mercado, además de los compromisos con los organismos multilaterales) y doméstica, su impacto sobre las expectativas y el temor a un efecto dominó por la elevada proporción de bonos del Tesoro en los activos del sistema bancario».

El traslado de la deuda de corto plazo del Banco Central al Tesoro consolidó otra situación delicada a partir de que «la acumulación de deuda pública en los últimos cinco años y la falta de demanda genuina del mercado llevó a generar fuertes incentivos para que las entidades financieras se convirtieran en demandante de bonos«.

De esa forma, continúa Vasconcelos, «hoy casi el 50% del activo de los bancos está aplicado a títulos públicos, un ratio que en 2015 era del orden del 28%».

El futuro de esos bonos argentinos, a pesar del compromiso del Presidente de mantener el superávit fiscal que permitiría cumplir con los vencimientos de deuda, sigue en duda en los mercados, aunque los últimos días dieron buenos resultados.

El gobierno ingresa en septiembre en el noveno mes de gestión económica y además del resultado de la baja del impuesto PAIS y del blanqueo se profundiza el debate sobre la estrategia de apostar a la baja de la inflación sobre la base de un dólar que apunta al atraso y la convicción creciente de que el cepo cambiario prolonga su vigencia.

Con dólar oficial casi fijo, intervención en el mercado cambiario y cepo, el corto plazo puede brindar resultado en términos de seguir aquietando la inflación, pero la incertidumbre de fondo seguirá jugando su partido.

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