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Javier Milei negó otra devaluación y confirmó que dará de baja miles de empleos en el Estado

Con fuertes críticas a lo que denominó el círculo rojo «analógico», en el que incluyó a dirigentes políticos, empresarios y economistas que supuestamente «no ven» el cambio en marcha, Javier Milei defendió el modelo económico, en el que incluyó un «plan de estabilización» para derrotar a la inflación, rechazó que esté previsto aumentar el ritmo de devaluación y confirmó que esta semana habrá miles de despidos de estatales nacionales.

El jefe de Estado fue el último disertante invitado del «IEFA Latam Forum» que tuvo lugar este martes en el hotel Four Seasons. Llegó acompañado por su hermana Karina y el vocero Manuel Adorni. Fue recibido con aplausos moderados por una platea integrada mayormente por ejecutivos del negocio de la energía de distintos países.

Ofició como moderadora del evento la periodista Cristina Pérez, pareja del ministro Luis Petri (Defensa), y quien había anticipado la llegada de un «invitado especial» para cerrar la jornada. Durante un discurso de casi 50 minutos, Milei hizo gala de su profesión de economista con muchos pasajes de lenguaje técnico y referencias a académicos como Friedrich Hayek o Keynes; a este último cuestionó con tono de broma, lo que despertó risas en algunos de los presentes. «Se dedicó a las finanzas y quebró como una rata. Le tuvo que ir a pedir la ´escupidera´ al padre, que era amigo de Marshall (el del plan de asistencia a la Europa de la posguerra)», fustigó.

En todo momento, el jefe de Estado defendió las reformas en marcha que buscarían terminar con una economía desequilibrada «por haber vivido durante mas de 20 años bajo un régimen populista salvaje» que, a su entender, «ha llevado a la destrucción de la productividad y por eso estamos en una situación absolutamente miserable».

En el comienzo, nuevamente detalló la herencia recibida del kirchnerismo pero adujo que «casi que siempre estuvimos preparados para recibir esta ´papa caliente´. Sino hubiéramos tomado medidas rápidas hubiéramos volado por los aires varias veces», al defender las políticas de shock implementadas desde diciembre pasado..

Uno de los organizadores del evento, Frank Holder, un ex agente de la CIA devenido empresario, ponderó más temprano las reformas de Milei. José Luis Manzano fue uno de sus principales sponsor.

El Presidente puso como condiciones para eliminar estas restricciones, «el saneamiento del Banco Central y una reforma financiera» que tendría como objetivo ir hacia un sistema «de banca libre». Sostuvo que una vez adoptado «el tipo de de cambio libre», éste se combinaría con una «competencia de monedas».

Fue en este marco, en que el mandatario negó que vaya a impulsar una mayor depreciación del peso. Al hacer foco en la desaceleración inflacionaria, sostuvo que «me resulta muy gracioso aquellos que piden cambiar el ritmo de la tasa de devaluación. Hoy el tipo de cambio libre no muestra brecha» respecto al resto de las cotizaciones en el que influye el impuesto País. «Si el mercado no lo hace (por devaluar) porque lo voy a hacer», se preguntó y acusó a los «economistas brutos» de intentar «determinar el precio de algo», en este caso, el valor de la divisa.

Si bien nuevamente atacó a la «política» que le impide aprobar las reformas en el Congreso, focalizó su enojo en lo que llamó el círculo rojo «analógico» al que describió como un sector que no se adapta a los cambios sociales y económicos. Incluyó a los dirigentes opositores del «club del helicóptero», especialmente a los referenciados en el kirchnerismo, pero también emparentó el supuesto rechazo «al cambio» al Grupo Clarín al que le asestó una velada crítica. «Hay un dicho que dice que donde hay un kirchnerista pataleando es donde se cortó un curro y en los no kirchneristas también. Sino veamos a algún que otro grupo importante…enojado porque llegó Elon Musk» y su empresa de internet satelital, alegó.

Valoró la gestión de la ministra Sandra Pettovello por haber terminado «con la intermediación» de los planes sociales y recordó que «pusimos una línea de denuncias por las que recibimos unas 300 mil denuncias y hay 18 mil causas abiertas” contra referentes piqueteros.

Pese a las críticas, defendió la eliminación «de la obra pública» y otros aspectos de su plan de ajuste que, admitió, tiene “mucho de licuadora y mucho de motosierra”: indicó que “ya eliminamos 50 mil cargos públicos y ahora vamos a eliminar 20 mil más, hasta llegar a 70 mil”. Esos números no son reales de acuerdo a los propios funcionarios de su Gobierno. (ver página 4).

Al finalizar se mostró esperanzado en el éxito de su modelo y divulgó resultados de encuestas que darían que el 70% de los consultados, pese a estar peor económicamente que antes de su asunción, reconocen que «vamos a derrotar a la inflación». En este sentido, aseguró que la «gente tiene esperanza a pesar que hoy la esta pasando mal, se dio cuenta el populismo no lleva a ningún lado» y se mostró ilusionado en ganar más escaños en 2025 «para hacer las 3 mil reformas que faltan». Y cerró con que los «argentinos ya saben vamos a estar mejor, porque ese futuro es liberal». Esta vez, no hubo un grito de guerra -«Viva la libertad carajo»- y fue despedido con los aplausos más estridentes de la noche.

Antes del jefe de Estado, disertó en un panel sobre energía el gobernador neuquino Rolando Figueroa, que tiene en su territorio la «perla» del sector, Vaca Muerta. Ese segmento fue moderado por Manzano, ex espada del menemismo reconvertido en empresario minero y de medios.

En este foro de negocios, hubo pocos dirigentes provenientes de la política. Estuvo la diputada Lilia Lemoine pero también el ex ministro de Ciencia, Lino Barañao, que se mostró crítico con la motosierra empleada en el Conicet. «Se hacen despidos sin criterio y ya hay jóvenes que piensan en emigrar», resaltó.

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