El martes al mediodía, el empresario, coleccionista y escritor de libros de arte, Ricardo Esteves, abrió la puerta de su mansión, en Palermo chico. Difícil no dejarse seducir por su exquisita galería: pinturas de Berni y de Quinquela Martín, pero también de Guttero, de Nicolás García Uriburu y una refinada serie de Althabe, uno de los artistas que abrió el camino a los nuevos lenguajes de escultura abstracta en Argentina, maestro de Marta Minujín y de Antonio Seguí.
Cuando se hicieron paso en ese universo de lienzos y pigmentos, el anfitrión saludó a Eduardo Eurnekian, a Mauricio Macri, a Eduardo Elsztain y a otros cuatro selectos invitados, no para hablar de arte, que acaso hubiera sido más placentero. Los convocaba el cambio de era política, las primeras horas de Javier Milei en la Casa Rosada y la necesidad de intentar cerrar filas frente a un ajuste feroz de la economía, estimado en el 5,2% del PBI -unos 25 mil millones de dólares-, que todos juzgaron necesario, pero que preanuncia tiempos difíciles y con protestas en las calles.
“No hay otra”, fue el punto de partida de la charla. Aunque presentaron matices, no está en discusión el apoyo a la decisión del primer mandatario de ir hacia un equilibrio fiscal. Es lo que reclaman hace muchos años. Lo dijo Elsztain: “Hay que darle tiempo al Presidente, paciencia y trabajo. Tiene un discurso de cambio y se va a salir adelante”.
Las miradas del establishment se posan, hace tiempo, sobre Eurnekian. Es una especie de ideólogo de Milei. Le han preguntado muchas veces: “¿Es loco o parece?”. Se conocieron cuando el libertario entró a trabajar en la Corporación América -el holding que incluye a Aeropuertos Argentina 2000 entre sus principales activos- y afianzaron el vínculo desde el día en que el empresario le preguntó a su equipo de asesores cuál era el origen del progreso económico de la humanidad. Solo Milei contestó lo que él quería: la imprenta de Gutenberg.
Desde entonces charlaron mucho, discutieron otro tanto, pero nunca dejaron de tener lazos, ni siquiera cuando el dueño de la Corporación, en plena campaña, dijo que el país no estaba en condiciones de “aguantar otro dictador”. Y eso que Eurnekian volvió al ataque apenas cuatro días antes del balotaje entre quien fue su empleado y Sergio Massa: “Tengo 3.700 trabajadores y solo uno me salió fallado”, dijo.
El martes, en la casa de Esteves, Eurnekian aseguró que trabajará para que al Gobierno le vaya bien. Quienes lo escucharon detectaron enseguida sus sensaciones: quiere que el país prospere, pero teme quedar atrapado como uno de los responsables si a la administración que acaba de nacer no le fuera bien. En el Círculo Rojo corre una frase llena de sarcasmo: dicen que la Corporación América cambió de nombre; que desde el 10 de diciembre se llama “Corporación Argentina”.
Eurnekian intenta desentenderse. Lo dejó más o menos claro con posiciones recurrentes durante el almuerzo. Procurará tomar distancia del día a día de la gestión y del rumbo de la administración en general, aunque no le resultará sencillo: hasta el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, fue empleado de una de sus empresas.
El martes, después de que los comensales se acomodaron en la mesa, y cuando todavía estaba por servirse el salmón, uno de ellos pareció desafiar el semblante del empresario: “A este presidente lo pusiste vos, Eduardo”. Eurnekian sonrió, de todos modos: “Nunca pensé que Javier iba a ser el que es hoy ni que fuera a llegar tan lejos”, se sinceró.
Otro de los invitados aprovechó la presencia de Macri y lanzó una segunda broma: “Ustedes comparten la paternidad de Milei: cincuenta y cincuenta”. A Macri le resultó divertido : “Bueno, Eduardo, si es cincuenta y cincuenta, dame la mitad de los aeropuertos que tenés. Yo puse cincuenta y no me quedé con nada”.
El fundador del PRO insistió con que no tuvo nada que ver con el armado del Gobierno. Reveló que a Milei solo le pidió una cosa -que Cristian Ritondo fuera el presidente de la Cámara de Diputados- y que su deseo no fue correspondido. Contó además que se enteró antes de las elecciones de que Luis Caputo sonaba como ministro de Economía y que un día lo llamó para preguntarle si era posible. Caputo le respondió que no, que de ninguna manera. El economista argumentó que su esposa, Jimena, también mostraba mucha resistencia.
Una vez que Milei derrotó a Massa en el balotaje, Caputo tuvo que llamar a Macri y a otros confidentes habituales para transmitirles que había cambiado de opinión. “Mi esposa ahora habla de las fuerzas del cielo”, justificó.
El ministro encara por estos días un ajuste monumental del gasto, que se plasmará en un paquete de leyes (ya no se habla de Ley Ómnibus) que llegaría al Congreso el próximo miércoles, y que se discutirá una por una, casi nueve días después de lo anunciado. La demora permitió revisar las objeciones que podrían tener algunos puntos. Rodolfo Barra, el flamante procurador del Tesoro, ya tuvo que intervenir -y obligar a hacer cambios- en el primer anuncio de Caputo, el que grabó el martes, en el que se reveló el paquete de emergencia.
Las iniciativas legislativas podrían conocerse a la par de un Decreto de Necesidad y Urgencia que prepara Milei para la desregulación total de la economía. En ese borrador, de más de 300 páginas, trabaja Federico Sturzenegger, un economista aún sin cargo, pero que ya participó de reuniones de Gabinete. En el texto, entre otras cosas que se mantienen en reserva, se pone fin a las trabas a las importaciones y exportaciones, se permiten los contratos de alquiler en cualquier moneda y se modifica la Ley de Defensa de la Competencia.
El paquete legislativo y el DNU saldrán a la luz en la segunda semana del adiós de Alberto Fernández y después de la devaluación del peso del 54% -el lunes pasado-, de los fuertes aumentos en la nafta y de los incrementos que se prevén para el gas, la luz y el transporte. El salto en las boletas de gas será el más rápido. El Gobierno convocó a audiencias públicas para el 8 de enero: la idea es que los aumentos sean mensuales.
Son medidas antipáticas que, según Milei, permitirán ir ordenando la economía y -después de un salto notable de la inflación en diciembre, enero y febrero- comenzar a disminuir los índices, a partir de marzo. Para atenuar parte del descontento, el Gobierno duplicará la Asignación Universal por Hijo, aumentará un 50 % de la Tarjeta Alimentar y dará un bono de 10 mil pesos para los beneficiarios de planes. Apenas un alivio. En los supermercados, los precios vuelan. Una familia tipo necesitó en noviembre 390.456 pesos para no caer en la pobreza. En diciembre, el número treparía a un nivel bastante mayor.
La izquierda, y parte del kirchnerismo, ya anunciaron protestas para el miércoles. Los promotores, de 80 organizaciones, pretenden reunir a 50 mil personas para marchar desde Plaza de Mayo hasta el Parlamento. La movilización coincidirá con la inauguración del protocolo que acaba de presentar Patricia Bullrich. La ministra anunció que no se podrá circular con palos ni con caras tapadas y que se impedirá la presencia de los menores. Las calles bloqueadas serán liberadas por las cuatro fuerzas federales.
Los piqueteros se endurecen. Se proponen acelerar el fin de la luna de miel del Gobierno. Milei se sienta sobre los votos: dice que hace solo un mes obtuvo el 56%, que le sacó más de once puntos de diferencia a Sergio Massa y que no se va a dejar intimidar.